Primeras fisuras entre los republicanos por el cierre de Gobierno de Trump

Más de tres semanas de cierre parcial de Gobierno no han hecho cambiar de opinión a Trump respecto a su posición para conseguir de forma extraordinaria 5.700 millones de dólares para financiar la construcción del muro entre Estados Unidos y México. Aunque el cierre podría acabar costando más que esa cifra a la primera potencia mundial y más de 800.000 trabajadores públicos siguen sin recibir su salario, el presidente estadounidense sigue sin reaccionar. Pero ambos datos sumados han abierto las primeras grietas dentro de las filas republicanas, con el llamamiento durante el fin de semana del senador Lindsey Graham para reabrir temporalmente la Administración.

Este lunes, Donald Trump rechazaba de plano esa posibilidad. En declaraciones a las puertas de una Casa Blanca cubierta de nieve y poco antes de iniciar un viaje a Luisiana, el mandatario afirmó no compartir la propuesta de Graham de reabrir el Gobierno durante tres semanas para negociar con los demócratas. En el plan del senador por Carolina del Sur, si esa opción fracasaba, el presidente podría entonces declarar la emergencia nacional con la que ha amenazado en tantas ocasiones y cercar al Congreso para obtener los fondos necesarios para su muro.

“Antes de que deseche la opción legislativa [de la emergencia], le instaría a que abra el Gobierno por un corto período de tiempo, unas tres semanas, antes de descartar esa opción, para ver si podemos alcanzar un acuerdo”, manifestó Graham en el programa de televisión Fox News Sunday. Era la rama de olivo que un aliado le ofrecía y que el presidente rechazaba. Según fuentes citadas por CNN, Trump no va a ceder “ni un milímetro” en su posición sobre la valla el vecino del sur. No importa lo que crezca la presión dentro de su partido. No importa que bajo su mandato se haya consumado ya el cierre de Gobierno más largo de la historia de EE UU.

Cada día que pasa, Trump parece perder un poco más la batalla política que libra en nombre de la seguridad nacional. “Este debería de ser el acuerdo más fácil de mi vida”, ha declarado el presidente este lunes. “Estamos hablando de la seguridad en la frontera”. Y sin embargo, según una encuesta publicada este fin de semana por el diario The Washington Post y ABC News, el 53% de los estadounidenses culpa al mandatario y a su partido del bloqueo político, frente al 29% que señala a los demócratas. Esa misma encuesta, en cambio, mostraba un apoyo republicano del 70% a la construcción del muro con México frente al 58% de hace un año.

La pérdida de apoyo de un socio tan importante como el senador sureño Graham no ha sido la única disensión dentro del Capitolio. Dos congresistas republicanos rechazaban el fin de semana la posibilidad de que Trump declarase una emergencia nacional para poder financiar la construcción del famoso muro. El senador Ron Johnson, presidente del Comité de Seguridad Nacional, declaró a CNN que “odiaría” ver a Trump recurrir a sus poderes de emergencia por el muro. “Si hacemos eso, el caso acabará en los tribunales y el muro no se construirá”, dijo. El número dos de los republicanos en la Cámara de Representantes, Steve Scalise, dijo por su parte a la cadena ABC que no quería que ese caso dependiera “de una declaración de emergencia nacional”.

La ley que regula este tipo de casos, promulgada en 1976, autoriza al presidente a alegar una «emergencia nacional» para activar poderes extraordinarios que le permitirían evitar una votación en el Congreso y apoyarse en el ejército para construir el muro que reclama. Tras defender esta postura durante días, ahora Trump parece renunciar a ella para poner fin al cierre parcial de la Administración provocado por su disputa con los demócratas, mayoritarios en la Cámara, que se niegan a financiar el muro con México.