El viento, la lluvia y un piloto en entrenamiento: las causas del accidente aéreo de Aeroméxico en Durango

Las fuertes lluvias y vientos aunado a la presencia de un tercer piloto sin experiencia han sido los factores que ocasionaron que un avión comercial de Aeroméxico con 103 personas a bordo se estrellara el pasado 31 de julio del año pasado en el Estado mexicano de Durango. La tripulación perdió el control en las primeras maniobras del despegue. En medio del pánico y de las llamas del artefacto los pasajeros y tripulantes lograron salvar sus vidas. El saldo final fue de 39 personas con lesiones leves y de gravedad, así como una estela de interrogantes que han empezado a despejarse a casi siete meses del accidente.

Este domingo, la comisión aeronáutica del Gobierno federal ha dado a conocer el dictamen final de una investigación que les ha llevado meses. Los súbitos cambios meteorológicos aunado a varios errores en los procedimientos de la tripulación y de la torre de control llevaron a un desenlace de decenas de heridos y pasajeros con crisis nerviosas. “Se observa un incremento de la precipitación de lluvia disminuyendo la visibilidad, prácticamente a cero, conforme la aeronave continuaba su carrera de despegue, así como incrementándose notable y súbitamente la intensidad del viento”, indica el informe. El intempestivo cambio meteorológico dio un vuelco de 180 grados en los planes de los 97 pasajeros que esa tarde se disponían a viajar del Estado de Durango a Ciudad de México.

No obstante, no solo las condiciones meteorológicas tuvieron un papel decisivo en el guion de esta historia. La presencia de un tercer piloto en adiestramiento ha sido uno de los puntos más polémicos del suceso. De acuerdo con el informe, este piloto cuyo nombre y edad se ha reservado, “iba desempeñando las funciones de piloto volando hasta ocho segundos antes del impacto contra el terreno”. A lo largo de los 71 folios del dictamen final se detalla que esta persona solo tenía los conocimientos teóricos y 68 horas de vuelos de simulación de una aeronave de estas características. Sin embargo, nunca antes había piloteado un modelo Embraer 190, uno de los más habituales en las aerolíneas comerciales. “No estaba considerado ni autorizado para comandar la aeronave matrícula XA-GAL, ni por el operador ni por la Dirección General de Aeronáutica Civil», concluye la comisión dictaminadora.

Esta situación de adiestramiento provocó una falta de atención del piloto principal en el momento del despegue. “Se detecta una conciencia situacional disminuida del comandante de la aeronave debido a que estaba concentrado en las actividades del adiestramiento que realizaba el tripulante viajando en cabina, ya que le asignó funciones de piloto volando, por las que no evaluó las condiciones de clima”, reporta el estudio. El piloto en pleno proceso de enseñanza ocupa el lugar del copiloto, mientras este último ocupaba un tercer asiento como observador y no desempeñaba las funciones asignadas por Aeroméxico.

En la reconstrucción de los hechos, la comisión dictaminadora detectó fallas en el personal de la torre de control del aeropuerto estatal. El informe asegura que el controlador de tránsito aéreo tenía mayor visión de las condiciones meteorológicas en el momento del suceso y sin embargo, “no proporcionó información que estaba lloviendo sobre la estación y omitió una advertencia de seguridad operacional a la tripulación, siendo esta una acción no proactiva”. Los investigadores también determinaron que no hay evidencia de falla o mal funcionamiento de la estructura de la aeronave, instrumentos de vuelo, controles de vuelo o motores antes del impacto de la aeronave.

A medida que han ido avanzando las investigaciones las responsabilidades han ido cayendo. El comandante pasó de héroe a culpable en cuestión de semanas. Aunque al principio la compañía aérea aseguró que la pericia del piloto principal evitó una tragedia mayor, cinco semanas después fue despedido, al igual que el copiloto y el tercer piloto en fase de entrenamiento. La empresa argumentó que estas tres personas violaron las políticas, manuales y procedimientos de la compañía. En su momento Aeroméxico informó de que la nave accidentada tenía cuatro años funcionando con la empresa, que cumplía todos los estándares internacionales y que la tripulación –dos pilotos y dos sobrecargos– había comenzado su jornada laboral con ese vuelo, número AM2431.