Robert Moreno: “Decir que no he empatado con nadie es poco argumento”
Sorprende la naturalidad de alguien que, supuestamente, debería estar abrumado. No parece ser el caso de Robert Moreno (Hospitalet, 41 años), un apasionado del fútbol desde su infancia al que le ha llegado de sopetón el cargo de seleccionador tras las circunstancias personales que provocaron la renuncia de Luis Enrique, su tutor en los banquillos a su paso por el Roma, el Celta, el Barça y la Roja. Moreno, afable y dicharachero, no disimula su momento efervescente. Tampoco su entusiasmo por el fútbol. Lo mismo lo verbaliza que no duda en apoyarse en una pizarra magnética.
Pregunta. ¿De dónde la viene ese fanatismo por el fútbol?
Respuesta. Mi padre, que era mucho mejor que yo, estuvo cerca de jugar en Segunda B, pero entonces la mili era obligatoria. Además, se rompió las dos piernas. Él me inculcó lo de entrenar, porque entrenaba a un club, la Florida, en Hospitalet, y siempre me gustó. Con 16 años intenté sacarme el título. Lo hice a los 18 y monté toda una historia en Hospitalet. No podía ir al CAR de San Cugat, donde era el curso, pero me dije: “Tengo que sacarme el título como sea”. El director de la escuela de entrenadores me dijo que si reunía a 25 personas que quisieran hacer el curso lo llevaban a Hospitalet. Al final fuimos 40. El título nacional me costó mucho porque eran muchas horas y yo estaba trabajando [llegó a trabajar en gasolineras] y estudiando en la universidad [Empresa Internacional]. Mi padre, encantado, me pagó los títulos. Soy hijo único…
P. ¿Qué póster tenía en la habitación?
R. El de Iván de la Peña. Me impresionó mucho en el Mundial sub-20 de 1995. Lo vi y dije: “¡Ostras, quién es este calvo que juega tan bien!”. Me enteré de que era nuestro. Cuando digo nuestro es porque yo soy del Barça, y le empecé a seguir. Me maravillaba la capacidad que tenía para filtrar pases. Iba al campo, me colaba porque el padre de un amigo controlaba unas puertas y nos dejaba pasar. Estaba esperando a que Iván cogiera el balón.
P. ¿Qué hubiera sido de De la Peña en estos años del tiki-taka?
«Mi póster era de De la Peña; Figo me gustó hasta que nos abandonó»
R. Sería una pieza angular. ¡Ojalá lo tuviera! Luego, he tenido la suerte de conocerlo y es un tío estupendo. Figo me gustó mucho hasta que nos abandonó y se fue al Madrid, que fue bastante doloroso. Y Guardiola me gustaba muchísimo. En la Liga conquistada [93-94] en la que el Deportivo falló el penalti y nosotros ganamos 5-2 al Sevilla, rompimos una fila de asientos en el Camp Nou dando saltos.
P. ¿Del Madrid no le gustaba ninguno?
R. La verdad, no me apasionaban, pero disfruté mucho con Zidane, me parecía excepcional. Me acuerdo de pequeño del Buitre, del partido contra Dinamarca en el que metió cuatro goles. Le veías jugar con esa aparente facilidad, como si la cosa no fuera con él y tenía esa capacidad para hacer goles. Evidentemente, luego Raúl, con 17 años, me daba mucha rabia. Y me decía: “De dónde han sacado a este tío?”.
P. ¿Y qué le dice ahora Ramos al saber que usted es del Barça?
R. No hemos hablado de eso, pero les voy a explicar una anécdota. El primer día, después de los entrenamientos, estábamos Rafael, el preparador físico, y yo y nos dijimos: “Joder, los del Madrid son simpáticos, son majos”. La verdad que todos los que han pasado por aquí, Sergio, Isco, Asensio, Nacho, Carvajal… son chavales majísimos. Quiero que le vaya bien al Madrid, me interesa, igual que al Atlético, al Valencia…. Lo que le pasó el año pasado al Madrid nos perjudicó. No quiero que los jugadores pierdan ese plus competitivo. Ahora tengo que decir que gane el mejor, no el que a mí me gustaría.
P. Mantiene el carné de socio del Barcelona.
R. Sí, pero el del Hospitalet también. Es algo que no tiene que afectar al cargo.
P. Se dice que el mando te lo dan y la autoridad te la ganas. ¿Está en ese proceso?
«Soy socio del Barça, pero ahora quiero que al Madrid le vaya bien»
R. La autoridad me la tengo que ganar. Creo en una autoridad argumentada y no impuesta. Si algún día tengo que decirle a un jugador que esto se hace así porque lo digo yo, será un pequeño fracaso. Yo mismo no acepto la autoridad impuesta.
P. En el vestuario habrá quien piense que usted ha llegado de rebote, que no le ha pegado una patada a una piedra…
R. He reflexionado mucho sobre eso. Si algún día un jugador me dice que no he empatado con nadie, me demostrará que tiene muy pocos argumentos. Es el recurso fácil. Como no sabes qué decir, me dice que no he sido futbolista.
P. ¿Fue decisiva la semana sin Luis Enrique?
R. Absolutamente. Llegamos pensando que teníamos que hacerlo lo mejor posible porque nuestro jefe y amigo nos necesitaba de esa manera. Todo lo que hicimos fue orientado a que Luis estuviese orgulloso. Sabiendo que en esto del fútbol nos estábamos exponiendo al mundo como staff. Si se acababa esto porque Luis decidía no continuar, yo quería seguir trabajando. Esa semana fue determinante, en otro caso hubiese sido muy difícil para Molina y Rubiales apostar por nosotros. Les dio la información real de cómo podíamos funcionar sin Luis.
P. ¿Qué entrenadores le marcaron en sus inicios?
R. El Barça de Cruyff nos maravilló a todos, era increíble, con ese estilo que nunca habíamos visto. Por entonces, tenía 14 años y ya entrenaba a críos. Cuando empiezo a dar pasos importantes, a estudiar la táctica, me marcó mucho Van Gaal. Fue el primero al que escuché hablar de transiciones.
P. Me gustaría que la selección jugara como…
R. El Barça de Guardiola y la España de Luis y Del Bosque. Me impresionaba su control de juego ante cualquier rival.
P. ¿Ve posible reproducirlo con los jugadores actuales?
«La mayoría no ve a De Gea en la Premier; se guía por si les cae bien o no»
R. Hay un gran error en el fútbol y en la vida que es buscar El Dorado permanentemente. No puedes pretender buscar al nuevo Iniesta, al nuevo Xavi, al nuevo Piqué, al nuevo Raúl, al nuevo Ramos… Lo que hay que hacer es ver a los nuevos jugadores que están surgiendo, cuáles son sus características. En el Barça se equivocan si pretenden reproducir el de Guardiola. Cuando nosotros estuvimos fue el Barça de Luis Enrique, y también se consiguió un triplete —aunque parece que tiene algo menos de valor— sacando rendimiento a los jugadores que teníamos, que eran muy buenos. En especial el tridente, un señor Neymar, un señor Luis Suárez, un señor Messi… Y su fútbol, a veces, era rápido, no era el de control, tocar y parar. Con Luis Enrique nos preguntábamos: ¿qué le decimos a Ney, que frene? Si de cada diez veces que arranca ocho son ocasiones de gol y cuatro lo son. ¿Renuncias a eso?
P. ¿Se puede ir a una Eurocopa solo con Busquets en el eje? ¿Hay posibilidad de un Busquets-Rodri?
R. Por supuesto, si hay un partido en el que consideramos que el rival tiene buen juego aéreo, o que vamos a necesitar gente más física, vamos a intentar, sin perder nuestra identidad, poner los jugadores que te pueden mejorar en eso. Sobre el hecho de jugar solo con Busi, creo que ahora tenemos jugadores que reúnen muchas características. Rodri tiene una calidad increíble, pero Fabián también. Tenemos a Koke y Saúl, que la última vez no vinieron, pero que nos pueden dar ese fútbol de toque y también esa agresividad que ellos tienen con el Cholo. También nos gusta tener eso. Simeone, sin ser el fútbol que yo propongo, me encanta. Como el de Bordalás. Tienen un mérito increíble. Entienden que esa es la forma de conseguir resultados y convencen a sus jugadores.
P. En su carrera ha tratado con jugadores como Totti, Messi, Neymar. ¿Cómo le fue?
R. A Totti lo cogimos con 35 años, al principio fue un poco difícil, pero te hacía disfrutar en todos los entrenamientos. Son jugadores que les ves tocar el balón y dices: “Por esto me gusta el fútbol”. A jugadores así poco les puedes decir más allá de ayudarles a que formen parte de algo colectivo y que defiendan. Eso, a veces, no les sale solo.
P. ¿Messi?
R. El mejor de la historia, no vi a Pelé y a Maradona poco. Messi no es solo un jugador estratosférico, extraterrestre, sino que ya lo dijo Valdano: es Maradona todos los días. Entrenarle es difícil, poco puedes ayudarle.
P. Tampoco se comunica mucho.
R. Se comunica jugando, dice lo justo y necesario. No necesita hablar más. Intenta ganar en cada entrenamiento, es de las cosas que me apasionan de él. Por eso es el mejor. En cualquier partidillo se enfada si no gana A veces pienso: “Hostia, el día que Leo se quede sin fútbol, no sé qué le va a pasar”. Es muy exigente con los que tiene alrededor. Como sabe que ganar no depende sólo de él, exige que todos lo que están a su alrededor den el más alto nivel.
«No hay que pretender buscar otro Xavi, otro Iniesta, otro Raúl…»
P. ¿Neymar?
R. Es rápido, tiene calidad, gol, regate… Hace las cosas ordinarias a una velocidad extraordinaria, como Leo. Con nosotros, que es de lo que puedo y debo hablar, fue increíble cómo se sacrificó en el momento en el que vimos que con el 4-1-4-1 no nos llegaba, y pasamos al 4-4-2. Del tridente fue a él al que le toco meterse a defender y lo hizo.
P. ¿Cómo resolvieron lo del tridente para que Messi pasara a la derecha y Suárez al medio?
R. Lo explicó Leo. Fue en el campo del Ajax, en un partido de Champions. Luis Suárez estaba jugando en banda y Leo le comentó: “¿Te quieres poner por dentro?”. Messi se acercó a la banda y le preguntó a Luis Enrique si le importaba. Surgió de manera espontánea, se aceptó y nos dio mucho.
P. En su libro Mi receta del4-4-2 ha escrito que no cree que las sociedades surjan de manera espontánea.
R. Leo y Suárez nos dijeron dónde se encontraban más a gusto, pero hicimos un trabajo muy potente. A Leo no le dijimos ponte ahí y haz lo que quieras. Es muy inteligente, está permanentemente mirando cómo están los rivales y siempre tiene la capacidad de meterse en el espacio donde él cree que puede recibir. Como eso no lo queríamos cortar, analizamos las posiciones más habituales a las que iba y eran cuatro. Cogimos al resto y les dijimos “cuando Leo esté aquí, tu aquí, tu aquí y tu aquí”. Ordenamos al resto para que pudiera ir a esas posiciones y el equipo no se desequilibrara.
P. ¿El debate que más le ha quemado con la Roja ha sido el de la portería?
R. Sí, pero la inmensa mayoría de la gente no ve a De Gea en la Premier. Muchos de los debates se generan sin muchos argumentos, sino más bien argumentos afectivos. Me cae bien o mal.
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