La acertada carretera secundaria de Dani Olmo
Acabada la final del Europeo Sub-21 en la que España derrotó a Alemania por 2 a 1, Dani Olmo (Terrassa, Barcelona; 21 años) no podía dejar de sonreír, feliz por el laurel de campeón, además de por el premio al mejor jugador del encuentro. “¡Me he divertido como un niño pequeño!”, le dijo nada más abrazar a su padre –estaba en el estadio-, Miquel Olmo, entrenador de fútbol que ha dirigido al Figueres, Girona, Terrassa y Sabadell, entre otros, además del Manama (Bahréin). No era extraño porque descosió a su pareja de baile por el costado derecho, también como punta ocasional, y marcó un gol tan plástico como importante porque tras un rechazo al disparo de Fabián, acudió desde atrás para picarla suavemente por encima del portero y poner el segundo tanto. “Lo tenía muy claro, papá”, le soltó ni corto ni perezoso Dani, que siempre ha tenido esa virtud porque no le resultó sencillo dejar el juvenil del Barça tras seis cursos en La Masia para ganarse las habichuelas en el Dinamo de Zagreb, una carretera secundaria que ha resultado ser un fenomenal atajo.
Futbolista desde la cuna por el entorno familiar, Dani empezó a jugar antes de tiempo porque su padre, Miquel, era el técnico del Terrassa y decidió inscribir a sus dos hijos en el Benjamín del club, por más que tuviera dos años menos. Tan bueno era que el Espanyol lo fichó poco después para su Benjamín y, como nueve, se coronó el máximo goleador de la categoría. Logro que impulsó al Barça a ficharlo para su Alevín. “No es culer ni periquito sino del Terrassa, aunque guarda afinidad con todos los clubes catalanes”, señalan desde el círculo próximo del jugador. Pero entendió que La Masia era el mejor trampolín y estuvo seis años, cuatro de ellos como máximo goleador, por más que por entonces actuara de extremo. Números, sin embargo, que no convencieron en el club.
Cuando cumplió su segundo año de cadete, el Barça decidió renovarle. Pero no fue un trago de buen gusto porque ese día los entonces responsables del fútbol formativo le dijeron que la apuesta del club pasaba por el coreano Lee Seung-woo, ahora en el Hellas Verona. Advertencia que rebatió uno de sus agentes porque le vino a decir que no había otro jugador con tanta capacidad de crecimiento y progresión. Cuentan antiguos trabajadores de la entidad que el argumento del Barça fue entonces algo similar a “ya se verá quién tiene razón”. Y la amenaza se hizo palpable dos años más tarde, cuando debía recibir su primer contrato profesional. En esa época los nuevos responsables de la cantera azulgrana tardaron en reunirse con el agente de Dani y la oferta final no mejoraba sustancialmente lo que percibía ni se veía una apuesta por él, y se fue. No escogió la Premier (tenía tres ofertas) sino que se decantó por una carretera secundaria, por el Dínamo de Zagreb.
“En Inglaterra arreglaban la vida de la familia a nivel económico, pero no teníamos esa necesidad y la decisión debía tomarla Dani”, recuerda Miquel; “y el Dinamo le ofreció un proyecto que ha cumplido”. El plan pasaba por entrenar una vez a la semana con el primer equipo en su año de llegada para dar el salto al siguiente, conscientes todos de que era un talento por formar y vender porque el club croata es el segundo exportador de talento en Europa tras el Ajax. Dos meses más tarde, ya se ejercitaba cada día con el equipo profesional y desde enero de 2015 empezó a competir en Primera. “Pero no iba todo tan rodado”, matiza Miquel; “porque tampoco tenía los minutos que merecía por su fútbol en comparación con otros que le pasaban por delante”. Un desajuste que se solucionó al acabar el segundo curso porque decidieron que actuaría de mediapunta y no de extremo, por más que el jugador guardara sus dudas porque nunca había actuado de 10. “Dani es mejor que Boban y Prosinecki a su edad”, resolvió el presidente Mirko Barisik. Y sanseacabó la discusión.
Su eclosión desde entonces ha sido efervescente, hasta el punto de que en esta temporada no solo ha sido escogido como el mejor joven, en el once del equipo de gala de Primera y el mejor de la liga –así lo dictaminaron los capitanes de cada equipo-, sino que además salió como el jugador con más regates en la Europa League, el que más faltas recibió y el que más incidencia en el juego tuvo. Pero nada como el Europeo Sub-21 para brillar en el escaparate. Antes del torneo, Olmo ya había decidido que dejaría el club para progresar. “El presidente advirtió que no bajaría de 25 millones”, explican desde el entorno del futbolista. Pero conforme transcurrió el campeonato, se amplió a 40 millones, tal y como publicó en su portada Sportske Novosti, el diario deportivo con mayor tirada de Zagreb. Para su fortuna, ya cuenta con al menos una oferta de las cinco grandes ligas europeas (España, Alemania, Italia, Francia e Inglaterra). “Estoy muy contento de la decisión que tomé en su día y por eso estoy aquí. Ahora, debo seguir trabajando para lo que está por llegar”, reflexiona el propio jugador. “Pero no nos va a cegar un equipo grande que nos ponga mucho dinero para convencernos”, resuelve Miquel; “Dani quiere tener minutos y un proyecto deportivo”. Sea cual sea el equipo que escoja, sabe que ya ha hecho la mitad del camino. Pero ahora, después de habérselo ganado, le toca transitar por la vía principal.
Rechazó jugar con la selección croata
Dani jugó en todas las inferiores de la selección española hasta la Sub-19, cuando se cayó de la lista. Una ausencia que trató de aprovechar la federación croata, que le ofreció vestir su camiseta tras el gran rendimiento que estaba dando en su liga. Pero el jugador, que sí que hizo los trámites para sacarse el pasaporte croata —por los beneficios fiscales y porque, por ejemplo, no se puede comprar un terreno sin ser croata en según qué sitios—, siempre dijo que quería jugar con España. Ilusión que Luis de la Fuente hizo realidad hace unos meses. Acertó el tiro.
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