Biografía de Manuela Cañizares. Resumen corto de su vida
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Introducción:
La quiteña Manuela Cañizares nació el 27 de agosto de 1769. Amante de la alta cultura europea, formo parte activa de la Junta Soberana de Quito. La llamaron «la mujer fuerte», pues era la más decidida por la revolución: exhortaba, animaba y auxiliaba de diversas maneras a los patriotas. Se convirtió en protagonista del movimiento independentista al pronunciar la frase:
“¡Cobardes (…) hombres nacidos para la servidumbre ¿De qué tenéis miedo…? ¡No hay tiempo que perder…!”.
Gracias a su valor, determinación y coraje, se dio paso al primer intento de independencia del actual territorio ecuatoriano. Tras los sucesos del 2 de agosto de 1810, tuvo que huir y en 1812 contrajo matrimonio con el corregidor de Latacunga. Tres años más tarde a la edad de 45 encontró la muerte.
Historia resumida en video:
Resumen corto de su vida:
Manuela Cañizares y Álvarez, patriota y heroína quiteña nació el 27 de agosto de 1769. Fue hija de Miguel Bermúdez Cañizares, oriundo de Popayán e Isabel Álvarez y Cañizares, dama de alta sociedad pero de escasos recursos económicos. Tuvo tres hermanos, Mariana, José y María Cañizares.
Manuela pasó una juventud difícil debido a que su padre no se preocupó por ella; sin embargo, a fuerza de constancia logró superar su situación social y económica, llegando, incluso, en 1805, a poseer una hacienda en Cotocollao (hoy Ponceano), situación que le permitió enrolarse con lo más selecto de la sociedad, particularmente con los criollos descontentos con la situación social y económica de la época.
Se sabe que en 1797 vivía sola en una casa arrendada del barrio de la Cruz de Piedra, en donde fue retratada por el pintor Antonio Andrade, por lo que para entonces ya debió ser una mujer notable en la sociedad de la época.
Desde muy joven se identificó con la lucha que los criollos mantenían en contra de las autoridades que gobernaban la Audiencia de Quito, quienes se negaban a respetar los derechos ciudadanos de sus habitantes.
Prestó su casa para varias reuniones clandestinas en las que los quiteños planearon los primeros movimientos en contra de las autoridades españolas, las mismas que habían invadido la península Ibérica y que gobernaban la Real Audiencia.
En su casa, cercana a la Catedral, latía siempre el fuego, y en las numerosas reuniones que organizaba Manuela, un puñado de patriotas revolucionarios conspiraba para deshacerse del yugo español y arrebatar el poder al conde Ruiz de Castilla. El hambre y la sed de libertad torturaban a los patriotas, la conspiración tomaba forma en aquella ciudad. Quito, desvelado, asistía a un momento en que alrededor del fuego de la casa de Manuela se debatía su libertad, planificaban, medían, calculaban.
Fue así que la noche del 9 de agosto de 1809 cuando los patriotas reunidos en su casa tuvieron un momento de debilidad que pudo hacer fracasar el movimiento revolucionario, con inusitado valor se convirtió en la heroína espiritual del golpe parándose con determinación frente a ellos y pronunciando las siguientes palabras:
«Cobardes…! Hombres nacidos para la servidumbre… de qué tenéis miedo…? !No hay tiempo que perder…!
Fue entonces que gracias a su valor, determinación y coraje, se pudo llevar a feliz término la Revolución del 10 de Agosto de 1809.
Manuela, se destacó por ser una mujer con una valentía indiscutible. Su vida radicó en luchar por el patriotismo, por dedicarle amor al pueblo, llegando a ser una incansable luchadora. Cañizares, fue poseedora de grandes valores, manteniendo un talento siempre original, una cultura elevada, aspectos que la engrandecieron para siempre como un símbolo de lucha y tenacidad.
Luego del Asesinato de los Patriotas Quiteños perpetrado el 2 de agosto de 1810, Manuelita fue tenazmente perseguida por las autoridades realistas, por lo que tuvo que huir y permanecer escondida para poder salvar su vida.
Muerte:
Manuela no murió asesinada, como muchos de sus compañeros de lucha, ella logró huir. El Fiscal Aréchaga, en abril de 1810, solicitó que Manuela Cañizares fuera apresada por ser una de las culpables de la revuelta. Eso habría sucedido, de no ser porque Manuela fue protegida por una de las Marquesas, que la llevó fuera de la ciudad a una casa de campo, en el valle de los Chillos. Allí permaneció escondida hasta 1812.
Discutida, combatida, admirada, pobre, perseguida, desterrada; con la gloria de haber escrito una página heroica de la historia, pero sin poder ver el nacimiento de la patria libre, doña Manuela Cañizares y Alvarez murió en el año 1814.