En la larga frontera de 3.000 kilómetros que separan EE UU de su llamado por ellos patio trasero, México, se cometen crímenes dramáticos por parte de la patrulla fronteriza estadounidense que repele piedras con balas. En unos meses, cuatro muertos en suelo mexicano por balas oficiales procedentes de Estados Unidos. Un chichón, un descalabro, frente a una bala que cobra una vida. Unos mexicanos que buscan un mejor futuro frente a unos policías no preparados que utilizan fuerza letal para reprimir el lanzamiento de piedras e insultos desde la otra orilla del río Bravo. Ahora Trump amenaza con ordenar a los militares responder con fuego real el posible lanzamiento de piedras por parte de la caravana de hondureños, convirtiendo al Ejército estadounidense en ilegal e ilegítimo si llegan a reprimir frustración con balas.
Luis Peraza Parga. Kansas City, Misuri (Estados Unidos)
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