Venecia sufre su peor inundación desde 1966

La Basílica de San Marcos inundada, palacios, museos, hoteles y tiendas con el agua casi hasta las rodillas, góndolas arrastradas a la riva, la ciudad paralizada y un muerto. La marea alta sufrida la noche del martes en Venecia ha dejado la ciudad sumida en una situación de caos, como en 1966, cuando “l’acqua granda” de 1,94 centímetros la anegó y provocó serios daños en el patrimonio arquitectónico y artístico. El gobernador de la región, el liguista Luca Zaia, habla ya de “una devastación apocalíptica” y ha pedido al Gobierno ayuda urgente y la declaración del estado de emergencia. Pero la crisis no ha pasado todavía y esta mañana se espera otra marea altísima de hasta 1,60 centímetros.

El recuerdo de la terrible inundación del 4 de noviembre de 1966 comenzó a materializarse ayer a las 21.00. A esa hora, un viento superior al previsto se levantó, empujando con fuerza el agua del Adriático en la Laguna de Venecia. El Centro de Previsión de las Mareas de Venecia, que también se ha visto afectado por el fenómeno y se ha quedado incomunicado, había previsto como pico máximo 160 centímetros, a las 23.00. Pero a las 22.40, la marea era de 180 centímetros y a las 23.00 era ya de 187 centímetros. “La situación es muy complicada y ahora mismo estamos desbordados”, señala un portavoz municipal al teléfono. “El 80% de la ciudad está bajo el agua, hay daños inimaginables”, ha lanzado Zaia. Algunos museos han quedado dañados y otros recintos, como la Bienal, han cerrado por precaución. «No hemos tenido daños particulares, pero hoy la circulación debe quedar libre para otro tipo de necesidades», señala una portavoz.

El alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro -que ha pasado la noche visitando distintas zonas- ha solicitado al Gobierno italiano declarar el estado de emergencia por desastre natural, en Venecia y en sus islas, Murano, Burano, Lido y Pelestrina, tan afectadas como la vieja urbe. En esta última, un hombre de 68 años murió fulminado por una descarga eléctrica mientras intentaba salvar su casa de las inundaciones. “Esta vez la situación es verdaderamente grave, un viento soplaba fortísimo y alimentaba la marea. Estos son los efectos del cambio climático”, escribió Brugnaro en su cuenta de Twitter, mientras recorría anoche la Plaza de San Marcos. Varias zonas de la ciudad se han quedado sin electricidad, como el Lido y el Campo Santa Margherita. La mayoría de trayectos en vaporeto han sido suspendidos, después de que tres de estas embarcaciones se hundiesen en la Riva degli Shiavoni.

Brugnaro hizo un llamamiento al Gobierno italiano para concluir el mega proyecto de ingeniería que pretende defender Venecia de las mareas altas. Este fenómeno acostumbra a inundar las zonas bajas de la ciudad, en particular la plaza de San Marcos. Pero su efecto se multiplica, como sucedió esta vez, cono el siroco, un fuerte viento sahariano. Para proteger a la ciudad de las mareas, que afectan cada vez más a su patrimonio artístico, en 2003 se empezaron a construir 78 diques flotantes en el marco del proyecto MOSE (acrónimo de Módulo Experimental Electromecánico). Dichos diques deberían cerrar la laguna en caso de subida de las aguas del Adriático. Pero problemas de sobrecostes y corrupción retrasaron su puesta en funcionamiento, pese a que parte de la infraestructura y las deficiencias en la construcción han retrasado su puesta en marcha.

La Basílica de San Marcos se encuentra en uno de los puntos más bajos de la ciudad y es uno de los monumentos más afectados. El director de la conservación de la basílica, el arquitecto Mario Pina pasó toda la noche dentro el edificio intentando salvar los objetos a ras del suelo. “Es un desastre, como el 1966, o peor, aún lo sabemos. Hemos trabajado toda la noche para proteger piezas preciosas como crucifijos, apoyados en las partes más bajas. El agua ha entrado en toda la iglesia y también en la cripta, bañando los mosaicos”, declaró Pina a EL PAÍS.

Cuando el agua entra en la basílica, genera daños irreversibles que se evidencian en el tiempo, explica Pina. El agua salada se evapora, corroe el mármol y rompe los mosaicos. “Esto es una verdadera catástrofe, tan grave como en 1966”, dice Pina. En toda la historia de la basílica, construida en el año 828 y reconstruida tras un incendio en 1063, solo se ha inundado el vestíbulo en cinco ocasiones. Lo más preocupante es que tres de las cinco grandes inundaciones se han producido en los últimos 20 años, la última en 2018.

El ministro de los Bienes Culturales, Diario Franceschini, anunció ayer que una vez concluido el análisis de los efectos del “agua alta”, llegará el dinero para financiar la conservación de la Basílica de San Marcos. El edificio que conserva mosaicos bizantinos y el cuerpo de San Marcos, patrón la ciudad ha visto entrar el agua seis veces en 1.200 años. Es preocupante que, en tres ocasiones haya sucedido en los últimos 20 años. Uno de esos eventos excepcionales ocurrió el 30 de octubre de 2018. Hace un año, el agua invadió algunas decenas del pavimento milenario de mosaico de mármol e inundó completamente el baptisterio y la capilla, arruinando portones de bronce bizantinos, columnas y piezas en mármol. Han pasado 53 años desde la gran inundación de 1966 y Venecia sigue tan frágil como entonces.