El mejor en Selectividad quiere ser dramaturgo, no universitario
No se conocen todas las calificaciones de la Selectividad 2019 pero lo que no hay duda es que nadie va a superar al alicantino Carlos Rodríguez (Torrevieja, 2001). Si acaso empatar. Ha sacado un 10 en bachillerato y 14 sobre 14 y su intención no es pisar la Universidad sino la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Eso si pasa el jueves la segunda prueba de acceso a este centro de interpretación.
“Mi mayor sueño es estrenar un musical en la Gran Vía de Madrid”, cuenta por teléfono. “Creo que se le debería dar más importancia al arte, intentamos ir a los rincones más recónditos del espacio cuando de lo que menos sabemos es de lo que llevamos dentro”.
Y no es que no viniera avisando desde pequeño. Carlos cuenta que a los cuatro años ya bailaba y con ocho rodaba vídeos con una cámara. Pero al llegar al instituto le pidieron que dejara a un lado “los hobbies”. Y en casa, su padre, profesor de Física y Química, le aconsejaba que fuera “a Inglaterra, a estudiar algo relacionado con las ciencias”. Física o Matemáticas, a poder ser. Hasta que se cruzó por delante el profesor de Música de su instituto público, Las Lagunas, en Torrevieja.
Carlos rodó un corto contra el acoso escolar y el instituto le pidió que montara un musical para fin de curso.“Me encanta escribir y acepté enseguida”, explica. Tras meses de ensayo, se alzó el telón y sintió el calor del público. Y los aplausos. En primero y segundo de bachillerato, en aquel instituto situado a la entrada de Torrevieja y sin itinerario curricular de Artes, el estudiante de Ciencias cambió de rumbo.
En su centro han celebrado el éxito de su alumno y compañero. En casa, la madre le anima a conseguir lo que él desee y el padre ya se ha hecho a la idea de que su hijo no estudiará en la británica Universidad de Warwick, cuyo departamento de Ciencias ya le había aceptado. Ahora, su apoyo es incondicional. Pero el revuelo mediático no lo esperaba. No creía que fuera a llamar tanto la atención el hecho de que prefiera la escena a cualquier campus técnico.
El motivo, en su opinión, tiene que ver con la tendencia social a lo palpable. “Los logros que se han conseguido con la ciencia, como mandar cohetes al espacio o curar enfermedades, tienen una repercusión necesariamente mundial”, razona. “Sin embargo”, continúa, “lo que hacen los artistas es encontrar una forma de expresarse que resulta bella”. Y la belleza “no es algo tan práctico como la penicilina o las centrales nucleares”.
El alumno más brillante de la última Selectividad que advierte que puede que curse estudios de Física o Medicina a distancia “cuando saque algo de tiempo”, entiende que “los científicos que han conseguido una nota altísima y se han estado esforzando de forma sobrehumana sean quienes obtengan mayor reconocimiento social”. Pero se niega a restar importancia a la creación, “a alguien que te pinta un cuadro o crea un baile precioso”. “Todas las Ciencias y las Letras son necesarias”, defiende, “pero no podemos desestimar una disciplina que se dedica a hacer de la experiencia humana algo bello, ya no solo para uno mismo, sino para todos en general”.
Ayer la ministra de Educación Isabel Celaá recibió 180.000 firmas reunidas para pedir una Selectividad única.