Martin Odegaard triunfa en su hábitat natural
Empieza el otoño donostiarra, pero la Real Sociedad florece. Hasta en la derrota. En Nervión, frente al Sevilla, cayó el equipo de Imanol Alguacil, y también lo hizo ante el Getafe en Anoeta, pero en los seguidores blanquiazules no se instaló, como la temporada anterior, la zozobra de no saber a qué aspiraba su equipo. Ahora la Real juega al son que marca un joven de 20 años, el noruego Martin Odegaard, el futbolista que más expectativas ha despertado en Anoeta desde hace tiempo, líder también en su selección. “No creo que estén preocupados por mí. Harán su juego, a ellos no les afecta el rival”, dice el atacante, que se cruzará con el capitán de su club de procedencia, Sergio Ramos. “Siempre es bueno jugar contra buenos jugadores como él. El partido será especial”, asegura.
En San Sebastián saben que el futbolista tiene fecha de caducidad, porque está cedido dos cursos por el Real Madrid, pero creen que su fútbol puede inspirar a un equipo revitalizado. “Antes de ficharlo, ya sabíamos lo que hacía y cómo jugaba”, dice Alguacil del jugador más valioso de LaLiga en septiembre, autor de dos goles y servidor de dos asistencias. “Lo que nos ha sorprendido es el trabajo del día a día”, añade.
Odegaard parece haber encontrado un microclima ideal en San Sebastián, una ciudad pequeña, de costumbres sosegadas. “Es un lugar tranquilo, más que Madrid. Perfecto para mí. La gente es muy respetuosa. Los adultos no me paran por la calle, los niños sí me piden autógrafos, pero eso está bien”, comentaba el jugador tras el partido frente al Atlético.
La Real tuvo un buen aliado para la llegada del noruego en el representante del jugador, Bjorn Tore Kvarme, futbolista del equipo donostiarra en la temporada 2002-03, en la que acabó subcampeón. Hace unos días se acercó a Zubieta junto con el padre de Odegaard, que ya no vive con él. La estrella de la Real comparte residencia con su hermano Kristoff. Su casa, en la que vivió anteriormente el central Héctor Moreno, está en la zona alta de San Sebastián, un barrio tranquilo de chalets y adosados, cerca de Anoeta y a un cuarto de hora en coche de las instalaciones de Zubieta, donde suele quedarse a comer después de los entrenamientos y de machacarse en el gimnasio. Allí coincide a veces con Xabi Alonso, el entrenador del filial, de pasado madridista como él. Odegaard, que habla con bastante fluidez el castellano, pretende dominarlo mejor todavía, así que allí mismo, antes de regresar a casa y echar una partida al Fortnite, acude a clases de español.
Después de debutar con el Real Madrid en mayo de 2015, convirtiéndose en el jugador más joven en vestir la camiseta blanca, con 16 años y 157 días, Odegaard se apartó de los focos y desde lejos pudo parecer que declinaba su estrella. En el Castilla jugó 56 partidos. Después, su familia prefirió que recalara como cedido en el fútbol holandés, primero en el Heerenveen y la temporada pasada en el Vitesse. Había quien ya le daba por amortizado, pese a que en ese periodo jugó 20 veces con la selección de Noruega.
“Como un adulto”
Pero Odegaard sintió que debía dar un paso más y regresó a España, donde empieza a quedar claro que su progresión ha sido satisfactoria. “Lo que le hace especial es su compromiso con la profesión”, asegura Roberto Olabe, director deportivo de la Real, y el hombre que se empeñó en su cesión; “su día a día es digno de enseñar a los jóvenes para que entiendan cómo hay que prepararse para el alto rendimiento”.
Con sus llamativas actuaciones, Odegaard ya cotiza al alza. “Ahora siento que estoy jugando como un adulto”, reflexiona el noruego. El Real Madrid le mira con lupa e incluso se habla de que el plazo de entrega del futbolista puede ser menor que el acordado, aunque en San Sebastián insisten en que se quedará dos años. El futbolista tampoco quiere hablar de un regreso prematuro. Siente que poco a poco ha crecido, pero prefiere dar los pasos adecuados. “Mi sueño es jugar en el Real Madrid”, confiesa, “pero todavía soy joven y soy feliz aquí. Estaré dos años y luego ya veremos. Es importante tener la sensación de que me quieren y que el equipo se adapta a mí”. Presente blanquiazul, pero siempre en contacto con el club blanco: “Me cuentan cómo me ven. Ahora me han felicitado por mi buen comienzo. Están contentos conmigo”.
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