Rodrygo, un novato de récord

Rodrygo Goes presenta un gesto de niño que corresponde plenamente con su fisonomía (174 centímetros y 64 kilos, unos seis por debajo de la regla muscular que determina la relación ideal entre peso y altura) y, sin embargo, su manera de jugar imita a la de los jugadores veteranos. Pegado a la banda derecha, este brasileño de 18 años no regala carreras o regates innecesarios, y parece que bajo su camisa tuviera un informe detallado de las condiciones de su marcador. En los dos primeros minutos y medio de partido ante el Galatasaray, el equipo turco presentó una inesperada voluntad de permanecer en contacto con el balón y el Madrid quedó sorprendido. Pero durante ese tiempo Rodrygo, que se estrenaba en el escenario europeo ante su afición, reforzó una de las ideas remarcadas en su informe en la que se señalaba que Nagatomo (33 años), tiene tendencia a juntarse con el centrar (Marcao), descuidando kilómetros a su espalda. Visto el agujero, el brasileño acurrucó un centro al área de Marcelo, recortó a Lemina, que patinó sobre el césped, y con la pierna izquierda superó la estirada de Muslera. Luego pestañeó.

Su tercer gol de la temporada, el primero en Europa, llegó con el primer remate a puerta, como ya le ocurrió en su estreno goleador en LaLiga frente a Osasuna; y el segundo tanto volvió a reunir a los mismos protagonistas, con la única diferencia de que en esta ocasión el centro de Marcelo fue con la pierna derecha y el remate de Rodrygo con la cabeza, bien colocado entre los dos centrales turcos. Hazard, que había contemplado la escena por dos veces se le acercó tras el segundo y le espetó algo que provocó la risa de ambos. Lo más probable es que el belga le sugiriera un poco de solidaridad, por aquello de que lo bien repartido mejor sabe. El de Rodrygo es el doblete más tempranero de la historia de la Champions: seis minutos y 14 segundos.

La movilidad selecta de Rodrygo mezcló bien con las subidas de Carvajal y el auxilio de Valverde, generando un triángulo por el que el Galatasaray cayó directamente al sumidero. La aparente buena planta del equipo turco no es más que un disfraz con las costuras sueltas, y que no le abrigó lo suficiente como para evitar una tiritona tan esperada como inevitable. Ni siquiera la lesión de Marcelo, que se retiró al borde del descanso con lo que, a falta de parte médico, remite al tercer problema muscular que padece el brasileño a lo largo de la temporada, y que se produjo en su partido 100 en Europa con la camiseta blanca, generó cierto descontrol en el Madrid.

De hecho, la inconsciencia defensiva del Galatasaray representada en la figura de Nagatomo provocó una nueva pillería de Rodrygo. Cazó el carioca un pésimo pase atrás del japonés y de primeras le cedió el balón por bajo a Benzema que lo envió a la red de primeras como si metiera un cuaderno en el cajón de su escritorio. Una gestión que repitió en su segundo a pase de Carvajal. El francés presenta 62 goles en la Champions (50 con el Madrid superando a Di Stefano), lo que le sitúa como el cuarto máximo artillero de la competición.

Evaporado el Galatasaray al descanso, y con la mayor ventaja del curso en menos tiempo tras el cuarto de Ramos de penalti (mejorando el 3-0 ante el Levante), el partido adquirió un tono suficientemente festivo como para que Zidane decidiera sustituir a Casemiro (la segunda vez en 15 partidos) y diera entrada a Isco, inédito en el último encuentro ante el Betis donde el francés solo realizó dos cambios. Las lecturas entre líneas de los cambios se leen en un lenguaje particular. A pesar de firmar dos goles y entregar una asistencia Rodrygo disputó el encuentro al completo. Zidane le cambió una ovación cantada por una faena completa. No hay mayor mensaje de confianza para un chaval que darle la oportunidad de disfrutar de la fiesta hasta el último minuto. Y en el último suspiro marcó el tercero. Ahí llegó el homenaje. El triplete perfecto: un gol con la pierna izquierda, uno de cabeza, y otro con la diestra. Un triplete, a los 18 años, con el que emula al que consiguió Raúl ante el Ferencváros húngaro en un 6-1 de la Champions de la temporada 1995-1996.

Puedes seguir Deportes de EL PAÍS en Facebook, Twitter o suscribirte aquí a la Newsletter.