El entrenador del Atlético de Madrid Femenino, José Luis Sánchez Vera, ha pedido al club dejar su cargo por motivos estrictamente personales. El técnico, que tenía contrato hasta 2021, comunicó este domingo a la cúpula rojiblanca su deseo de irse y, desde este lunes por la mañana, se suceden las reuniones para encontrar la solución menos lesiva para el equipo. Se espera que, a lo largo del día, se anuncie el sustituto. La noticia cogió completamente por sorpresa a la entidad.
La decisión, que no tiene una raíz deportiva, llega a las puertas de un momento clave porque el próximo fin de semana visita al Levante, uno de los equipos punteros de la Liga (es tercero en la tabla, a un punto del líder, el Barcelona, y del segundo, el Deportivo), y en diez días afronta el cruce de octavos de Champions contra el Manchester City, una ronda que nunca ha superado. La noticia ha pillado a gran parte de la plantilla con sus selecciones. De hecho, este lunes apenas hay siete jugadoras en la Ciudad Deportiva de Alcalá de Henares con trabajo de gimnasio y este martes tienen el día libre.
Sánchez Vera llegó al banquillo atlético hace poco más de un año, en el verano de 2018, como relevo de Ángel Villacampa, que había levantado las dos últimas ligas. El cambio no afectó a la dinámica ganadora del equipo, que volvió a adjudicarse el torneo doméstico. Solo perdió los dos enfrentamientos ante el Barcelona. Venció el resto de partidos y no empató ninguno. El conjunto rojiblanco hizo buena la norma de que las ligas se ganan en el día a día y no en los duelos directos contra los grandes rivales. Dos pinchazos de las culés contra el Granadilla y el Sporting de Huelva allanaron el camino a un nuevo triunfo. En la Copa del Rey, sin embargo, cayó en la final frente a la Real Sociedad.
Esta temporada, la dinámica del Atlético, al menos de puntos, en las cuatro primeras jornadas repetía el mismo patrón que el curso anterior. Ha ganado tres encuentros y ha perdido uno, aunque la derrota fue bastante estruendosa, 6-1 contra el Barcelona. “Quiero pedir disculpas a nuestra gente y asumir la responsabilidad. Me equivoqué”, acertó a decir Sánchez Vera poco después de abandonar apesadumbrado las tripas del Estadi Johan Cruyff. Este resultado destempló al equipo, que cinco días después pasó un mal rato inesperado para eliminar en casa al Spartak Subotica (1-1) en la Liga de Campeones pese a la ventaja de la ida (2-3).
En verano, pese a las tres ligas consecutivas, el técnico acometió una renovación en puestos clave, en algunos casos forzada. Su jugadora estrella, la delantera Jenni Hermoso, se marchó al Barcelona y dejó al conjunto madrileño sin la última Pichichi (24 goles). En su lugar contrató a Toni Duggan, que hizo el camino inverso desde el Barça, y a Charlyn Corral, procedente del Levante y segunda máxima goleadora el año pasado (20 tantos), que todavía se encuentra en fase de aterrizaje como rojiblanca. En el centro del campo fichó a la internacional Virginia Torrecilla, que venía tras cuatro años en el Montpellier, y a la portera Sari Van Vennendaal, premiada hace dos semanas con el premio The Best de la FIFA. No obstante, la holandesa, nombrada la mejor guardameta del último Mundial, no era titular indiscutible en el Atlético de Sánchez Vera. Hasta la lesión de Lola Gallardo hace diez días, solo había sido titular en la Champions. El puesto en la Liga era para la española.
Sánchez Vera llegó al Atlético en 2015 y, antes de hacerse cargo del equipo femenino en 2018, fue segundo entrenador del Cadete y técnico analista del Juvenil A. Debido al éxito en esta última faceta, el club le pidió que la extendiese a todas las categorías inferiores del club.
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