El periodista mexicano Sergio Aguayo gana la batalla legal contra el exgobernador Humberto Moreira

Sergio Aguayo puede este sábado dormir tranquilo después de tres años de «horror». Un infierno de tribunales, abogados, amparos y audiencias que se habían convertido en la parte central de su vida desde que decidió escribir una columna que denunciaba la corrupción del Gobierno de Humberto Moreira en Coahuila (norte de México). Un juez ha emitido esta semana un fallo a favor del periodista, escritor e historiador mexicano, con 48 años de trayectoria, donde lo absuelve de cualquier delito de daños a la moral, como así lo había demandado el exgobernador.

El 20 de enero de 2016 se publicó en el diario mexicano Reformael texto en el que Aguayo denunciaba la pasividad de las autoridades mexicanas ante el combate a la corrupción en el caso del exgobernador de Coahuila —y expresidente del PRI nacional—. En esas fechas, había sido detenido en Madrid por delitos de organización criminal, blanqueo de capitales, malversación de caudales públicos y cohecho —un mes después, fue puesto en libertad—. Y el periodista en esa columna, además, señaló: «Moreira es un político que desprende el hedor corrupto; que en el mejor de los escenarios fue omiso ante terribles violaciones a los derechos humanos cometidos en Coahuila, y que, finalmente, es un abanderado de la renombrada impunidad mexicana». Unas palabras que utilizó la defensa de Moreira para argumentar su demanda por daños a la moral contra el escritor. Y que esta semana ha desechado un juez por «falta de pruebas» contra el escritor.

El Gobierno de Moreira en Coahuila, entre 2005 y 2011, quedó marcado por cifras estratosféricas de endeudamiento: el Estado debía 25 millones de dólares al inicio de su mandato y lo dejó con 2.500 millones de deuda. Moreira fue señalado por tener supuestos vínculos con Los Zetas y por utilizar las arcas de Coahuila como caja chica para financiar campañas políticas del PRI y del expresidente Enrique Peña Nieto, pero la Justicia mexicana no pudo demostrar ningún delito. Tras mudarse a Barcelona, España lo arrestó en 2016, pero lo liberó por falta de pruebas de que hubiera delinquido en ese país. El exgobernador, desde entonces, ha negado las acusaciones y ha puesto sus triunfos en el banquillo como argumento de su inocencia en cada escándalo que ha enfrentado.

La última página de la sentencia a favor de Aguayo.
La última página de la sentencia a favor de Aguayo.

Esta batalla contra el periodista, no obstante, la ha perdido. Un juez ha considerado que la libertad de expresión y los motivos profesionales del autor para escribir esa columna prevalecen por encima de los posibles daños a la moral causados, por los que Moreira exigía desde un principio una indemnización de 10 millones de pesos (unos 500.000 dólares). El propio periodista reconoce que probablemente la finalidad de la demanda ni siquiera consistía en ganarla —»era extravagante y no tenían pruebas»— sino en hostigarlo, agotarlo y endeudarlo hasta tal punto de que dejara de investigar la posible responsabilidad del exgobernador en las grandes matanzas que perpetraron los cárteles de la droga en su Entidad, como fue la de Allende o en la prisión de Piedras Negras.

«Mi caso evidencia que los métodos de acoso a los periodistas en México no sólo consisten en amenazas de muerte, sino también en el hostigamiento judicial. Muchos colegas, sobre todo de fuera de la capital, no han tenido tanta suerte como yo y hasta han tenido que hipotecar su casa para hacer frente a los costos del juicio», denuncia Aguayo en una entrevista telefónica a este diario. El columnista cuenta que, pese a que el bufete de abogados que lo representó lo hizo sin cobrarle un peso, en estos tres años de batalla legal se ha gastado más de 400.000 (unos 20.500 dólares).

Aguayo critica principalmente que esta «estrategia» esté «ampliamente extendida en México» y no esté contemplada en ninguno de los mecanismos de protección a periodistas que ofrece el Gobierno.»Quiero que se conozcan este tipo de casos para llamar la atención sobre un problema mayúsculo, que es el uso de la demanda por daños a la moral para acosar a quienes escribimos de manera independiente», denuncia el periodista. Y añade: «Desgraciadamente, en nuestro país los periodistas hemos tenido que acostumbrarnos a convivir con el acoso del poder, de políticos, empresarios o del crimen organizado. Y este hostigamiento tiene diferentes métodos y estrategias para tratar de silenciarnos, una de ellas es la judicial».