El combate al crimen en México seguirá en manos de las Fuerzas Armadas. El futuro presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado este miércoles la creación de la Guardia Nacional, un cuerpo de espíritu castrense, integrado por policías militares y navales, dependiente orgánicamente de la Secretaría de la Defensa. Suya será la tarea, ha dicho López Obrador, de «garantizar la seguridad» en el país. La Policía Federal, principal corporación civil con que contaba el estado, desaparece o se difumina bajo el paraguas de la Guardia Nacional.
El Ejército mantiene así un peso fundamental en la estrategia de seguridad del Ejecutivo, paradigma de los últimos dos gobiernos, el de Enrique Peña Nieto, que concluye en diciembre, y el anterior, comandado por Felipe Calderón. Fue de hecho Calderón quien confió a las Fuerzas Armadas el combate al crimen organizado, sacando masivamente a militares y marinos de los cuarteles, con el encargo de sustituir a cuerpos policiales corruptos o incapaces. Con Peña Nieto el plan apenas varió. Uno y otro prometieron mejorar las capacidades de los cuerpos policiales, entrenarlos, subir los salarios, promesas que quedaron en nada. Mientras tanto, los asesinatos y otros delitos de alto impacto como las extorsiones o los robos violentos no han parado de crecer. Si se mantiene la tendencia, 2018 será el año con mayor cantidad de asesinatos en México desde que se tiene registro.
Transparente, conciso, López Obrador ha explicado que la opción de la Guardia Nacional es la mejor, aunque no le acabe de gustar. «La política siempre es optar entre inconvenientes», ha dicho. «Hay mucha descomposición en los cuerpos policiales. Se creó la Policía Federal para garantizar la seguridad pública, para que no intervinieran ni el Ejército ni la Marina. Pero no se ha consolidado».
Una opción inconveniente, ha dicho López Obrador, quizá por el oscuro historial de las Fuerzas Armadas en los últimos años. Durante los gobiernos de Calderón y Peña Nieto, el ombudsman nacional ha señalado en decenas de ocasiones al Ejército y la Armada por asesinato, tortura y desaparición forzada. Como si fuera un guiño a los críticos, López Obrador ha dicho: «Tengan la seguridad de que se van a respetar los derechos humanos. Yo nunca daré la orden de que las Fuerzas Armadas o las policías se usen para reprimir al pueblo».
El anuncio de la creación de la Guardia Nacional se ha producido durante la presentación de la estrategia de seguridad del próximo Gobierno, evento celebrado en el salón de un hotel en Paseo de la Reforma, a pasos del centro de la capital. Reunidos en un escenario presidiendo el salón, integrantes del futuro gabinete acompañados de los líderes de su partido en el Congreso han recibido al presidente electo cantándole las mañanitas. Ayer fue su cumpleaños.
El ambiente festivo del principio ha permeado el resto del evento, con interrupciones eufóricas del público asistente, trufado de legisladores de Morena, simpatizantes, asesores, etcétera, todos afines al aplauso. Ha habido palmas para López Obrador, pero también -y sobre todo- para el próximo secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval. Ha leído un discurso corto Sandoval, con varias referencias al «apego» a los derechos humanos con que se dirigirá la institución. «El presidente exigirá el respeto al pueblo por parte de las Fuerzas Armadas, un mandato que será acatado», ha dicho., «soldados, los marinos, son el pueblo uniformado».
Otro de los puntos importantes del nuevo plan es la partición del país en 266 coordinaciones territoriales, una estructura creada a modo para el despliegue gradual de la Guardia Nacional. La idea de López Obrador es destinar más o menos 500 guardas por coordinación, dependiendo de la conflictividad de cada una. Para 2021, ha dicho, la Guardia Nacional deberá contar con entre 120.000 y 150.000 efectivos.
Pese a todo lo anterior, López Obrador ha insistido en que «el 80%» de la estrategia de seguridad se basa en atender las causas de la violencia. «Los gobiernos anteriores nunca lo hicieron. Ellos siempre apostaron por la mano dura. Esa es la base del plan», ha dicho. «Como en la medicina: prevención». El futuro mandatario ha recordado que su Gobierno dedicará 100.000 millones de pesos, unos 5.000 millones de dólares, a financiar un plan que fomente el empleo y las becas escolares entre los jóvenes. «Les hemos dado la espalda a los jóvenes. No les hemos dado alternativas».