Las compras navideñas se han adelantado un par de meses en Alsea. El gigante mexicano de la restauración ha tirado de chequera para hacerse con dos baluartes de la restauración en Europa: 260 establecimientos Starbucks en Francia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, y todos los restaurantes del grupo VIPS en España. Un movimiento de calado de una firma que ya opera todos los Starbucks, Domino’s Pizza, Chili’s, California Pizza Kitchen, P. F. Chang’s, Pei Wei, Italianni’s, El Portón, The Cheesecake Factory y VIPS de México, y que mira ahora al corazón del Viejo Continente para diversificar sus fuentes de ingresos y lograr una cobertura cambiaria natural, ante las vicisitudes del peso y la fortaleza intrínseca que ofrece el euro.
El nombre Alsea quizá no suene mucho a españoles, argentinos, chilenos, colombianos y uruguayos, pero a buen seguro un número no menor de ellos ha dejado dinero en sus arcas sin ni saberlo. La compañía mexicana opera ya todas las hamburgueserías Foster’s Hollywood, los Cañas y Tapas o los restaurantes de La Vaca Argentina en España —más de 560 unidades en total— y todos los Starbucks de Argentina, Chile, Colombia y Uruguay. Ahora, con su nueva aventura, da un paso más en su estrategia de enfocarse hacia mercados sólidos para “compensar los ingresos que recibe en monedas latinoamericanas, mucho más volátiles”, explica Verónica Uribe, analista de Monex Casa de Bolsa. Según los cálculos de Antonio Hernández, de Barclays en México, Europa (fundamentalmente España) pasará de suponer la quinta parte de la cuenta de resultados de Alsea a algo más de un tercio, lo que diluirá el peso del mercado que más márgenes le ofrece, México, del 55% al 45%.
Su mercado más rentable pierde peso, sí, pero con un objetivo claro: disminuir los riesgos. “La operación suena razonable y refuerza nuestra teoría de que la empresa está buscando más exposición a zonas más estables”, apunta Hernández. “Busca más adquisiciones en mercados maduros en un momento en el que la exposición en Latinoamérica, sobre todo en Argentina, no es tan favorable tanto por el tipo de cambio como por la inflación, con un consumidor promedio poco resiliente, que ha rebajado su consumo en restaurantes”. Antes de esta segunda fase de la aventura europea de Alsea, su exposición a Argentina era de alrededor del 8%, “pero causaba ruido en el mercado y ahora se va a diluir más”, agrega.
Otra cara positiva de las adquisiciones de VIPS (valorada en 500 millones de euros) y Starbucks —ambas aún pendientes de las autoridades de competencia españolas y de la Unión Europea, respectivamente— es el aumento del resultado bruto de explotación —que crecerá un 13%, según los cálculos del segundo banco mexicano, Citibanamex— y las sinergias que éstas aportan sobre los negocios europeos que gestiona hoy. La cara negativa es el incremento de su deuda, que en junio pasado estaba por encima de los 1.300 millones de euros, y que no ha dejado de crecer en los últimos años. “No obstante”, matiza Uribe, de Monex, “a pesar del previsible incremento en el endeudamiento neto, la empresa ya ha demostrado en el pasado que puede seguir creciendo”.
Alsea, que celebrará su día del inversor esta semana que empieza, no ha desglosado el endeudamiento asumido, pero el mercado especula con que buena parte de las obligaciones financieras adquiridas para hacerse con VIPS (hasta ahora controlada por el también mexicano Plácido Arango) serán en euros. Una estrategia que gana sentido, habida cuenta del diferencial de tipos de interés entre México (al borde del 8%) y la zona euro (todavía en el cero): cualquier compra financiada en pesos estaría sujeta a la primera tasa, mientras que tanto la de Starbucks en Francia y el Benelux como la de Vips en España se harán, presumiblemente, con un interés mucho más bajo. Es una de las ventajas de salir de compras en un continente en el que el precio del dinero sigue sin despegar.
En 2017, el gigante mexicano logró un beneficio neto de 1.252 millones de pesos (casi 55 millones de euros al cambio actual), un 11% más que un año antes. Aunque lastrado por la inflación, que ha asestado una buena dentellada al poder de compra de los mexicanos en los dos últimos ejercicios, Alsea sigue por un buen camino en 2018. En el tercer trimestre vio sus ganancias crecer casi un 40%, impulsadas por el estricto control de costes y la mejora de las ventas.
Reconversión española
Hace poco menos de un año, el negocio de VIPS España consumó el giro que sus fieles ya llevaban barruntando tiempo atrás: anunció el cierre definitivo de sus tiendas —que a tantos madrileños sacó del apuro de un regalo imprevisto u olvidado, o simplemente de una compra tardía cuando los chinos aún no existían—. Dos décadas atrás, VIPS había sido pionero con su concepto de tienda de conveniencia abierta hasta bien entrada la madrugada, domingos y festivos incluidos. El giro es claro: adiós a las tiendas, hola a nuevos restaurantes. Y la estrategia encaja como anillo al dedo en la de su nuevo dueño, centrado al 100% en la restauración.
En 2017, el grupo VIPS —enfrascado en pleno proceso de expansión, con 76 nuevas aperturas, tres veces más que un año antes— aumentó en un 8,4% su beneficio bruto de explotación (ebitda), hasta superar por poco los 30 millones de euros, algo más de dos millones por encima de 2016. El resultado neto, en cambio, fue negativo en 11,7 millones por los cierres de las tiendas que todavía tenía en operación, de los restaurantes The Wok y del último Rugantino. Aunque de forma muy modesta, VIPS España sí había ganado dinero el año anterior, 2016: poco más de 100.000 euros. La marca VIPS, de origen mexicano, ya era vieja conocida para Alsea. En 2014 la incorporó a su menú en México y hoy opera casi 300 restaurantes en todo el país, tras haber renovado buena parte en los últimos años. Con la incorporación de la marca en España cierra el círculo: cuando un consumidor entre hambriento en cualquier VIPS del planeta, estará engrosando las cuentas del gigante mexicano.