Iñaki Urdangarin sale de prisión por primera vez para hacer voluntariado
Iñaki Urdangarin, marido de la infanta Cristina y cuñado del rey Felipe VI, inicia este jueves las labores de voluntariado en un centro de discapacitados de la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. Urdangarin ha abandonado la cárcel de Brieva (Ávila) a las 8.58 en un vehículo, una medida autorizada por Instituciones Penitenciarias «por seguridad» y que ha impedido que se capte la imagen de su salida a pie. Una hora después, a las 9.58, ha entrado a pie en el el Hogar Don Orione de Pozuelo. Vestido con camisa, pantalón azul y zapatillas deportivas, ha saludado y no ha hecho más comentarios antes de entrar en el recinto. Deberá regresar antes de las cinco de la tarde a la prisión en la que cumple desde junio de 2018 la condena de 5 años y 10 meses que le impuso el Tribunal Supremo por prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales.
Urdangarin repetirá estas salidas de ocho horas diarias dos veces a la semana después de que el juez de Vigilancia Penitenciaria 1 de Castilla y León, Florencio de Marcos, las autorizase este martes. Lo hizo en contra del criterio de Prisiones y la Fiscalía, que consideran que el riesgo de reincidencia del marido de la infanta es aún “medio-alto”. En su auto, el magistrado sustentó su decisión por la situación de aislamiento en la que, también por seguridad, cumple su pena Urdangarin: en un módulo sin otros reclusos.
El magistrado argumenta su decisión al amparo del artículo 117 del Reglamento Penitenciario, que permite a los reclusos en segundo grado con “baja peligrosidad social” “acudir regularmente a una institución exterior para la realización de un programa concreto de atención especializada, siempre que este sea necesario para su tratamiento y reinserción social” y que no se adviertan riesgos de quebrantamiento de condena. Este artículo se ha aplicado en los seis primeros meses de 2019 a 263 reclusos, según fuentes penitenciarias.
Urdangarin es el único recluso del módulo masculino de la cárcel de Brieva, en la que ingresó tras hacerse firme la sentencia por el caso Nóos de corrupción. Instituciones Penitenciarias, que tenía potestad para cambiarle de centro, decidió mantenerlo en Brieva por motivos de seguridad, pese a que en esa prisión carece de relación con otros reclusos y su vida social se limita a las visitas de sus familiares. “La situación de aislamiento como forma de cumplimiento en la cual se encuentra el recurrente no es fruto de su elección, sino decisión de la autoridad penitenciaria. No es la voluntad de los internos la que determina el centro penitenciario de cumplimiento, pronunciamiento que, de nuevo, corresponde a la Administración”, recuerda el juez De Marcos en un auto insólitamente extenso (22 folios).