Héctor Herrera (Rosarito, 1990) no olvida aquellas noches en las que compartía colchón con cuatro futbolistas cuando tenía 13 años. Ese hacinamiento era obligado para centenares de adolescentes que habían dejado sus pueblos en México para tratar de ser futbolistas profesionales. Centenares de ellos fracasaron, Herrera impuso su osadía con el balón. A pulso de gambetas atrajo la atención de Ángel Coca González, quien ganó fama en su país por descubrir al ídolo de barrio, Cuauhtémoc Blanco. Herrera fue acogido por Pachuca, uno de los clubes que se ha afanado en fabricar a los jugadores del futuro.
Su sagacidad para controlar los hilos del equipo desde el medio campo le llevaron, en menos de dos temporadas en Primera División, a ser fichado por el Oporto y a ser fijo en la selección absoluta de México. Han pasado cinco años desde que Héctor Herrera desembarcó en Portugal en los que se ha subido de rango: de novato a capitán.
Pregunta. ¿Cómo fue su ascenso en el fútbol profesional de México?
Respuesta. El entrenador que me dio oportunidad en Primera División fue Efraín Flores. Mi infancia fue única, si volviera a nacer, volvería a disfrutar de la niñez que tuve. No hubo mayores comodidades. Salir de casa marcó mucho mi vida. Jugué en Atlante de Ciudad de México, en fuerzas básicas, pero ahí solo te daban el nombre, no te apoyaban en nada. No teníamos la facilidad de comer las tres comidas durante el día. Jugaba con botas rotas… Todo sirvió para que me hiciera fuerte, para sacar coraje.
P. ¿En qué trabajaban sus padres?
R. Mi padre era constructor, era el capataz. Mi madre fue vendedora en escuelas, hasta que yo terminé la primaria. Mi padre aún trabaja porque se quiere sentir útil.
P. ¿El futuro del fútbol de México debe pasar por Pachuca? Las más recientes promesas han salido de allí: Hirving Lozano y Erick Gutiérrez brillan en el PSV Eindhoven
R. No creo que sea solo Pachuca el que pueda generar ese tipo de talentos. Es una de las instituciones que más cree en los jóvenes. Por eso han salido jugadores, no solo a nivel futbol mexicano, sino mundial. Los jóvenes no dejan pasar la oportunidad: Lozano, Gutiérrez, Rodolfo Pizarro, mi caso y otros más que se me escapan, pero creo que en general en el fútbol mexicano hay mucho talento. En otros clubes no dan esa confianza ni esa oportunidad que merecen jóvenes, apuestan por jugadores extranjeros, por jugadores de experiencia y eso es algo que le corta las aspiraciones a nuestro talento.
P. Pareciera que Pachuca es la gran fábrica de futbolistas mexicanos, una Masia de México
R. Sí, sin duda. He tenido la oportunidad de conocer otras instalaciones, otros clubes… No he visto instalaciones como las de Pachuca. Los niños de las inferiores tienen todo para cumplir su sueño como la universidad del fútbol. Para mí eso cuenta muchísimo. Les dan tantas herramientas a los jóvenes. El presidente [Jesús Martínez] siempre intenta dar lo mejor para cada jugador. Es la mejor la cantera de México.
P. ¿No le parece contradictorio que los dueños del fútbol de su país inviertan tanto dinero a sus jóvenes y a la hora en la que clubes de Europa los buscan los quieren vender muy caros?
R. Es un tema que se ha tratado muchísimo. Respeto las decisiones y las formas en cómo negocian. Creo que si los directivos o la gente encargada de eso no fueran tan egoístas… Que intenten ver por el futuro del jugador, de la selección mexicana, porque envuelve un montón de cosas. Si lo hicieran habría el triple de mexicanos en Europa. El fútbol mexicano tiene jugadores de mucha calidad y que pueden estar en Europa.
Cada equipo en Portugal tiene como ocho brasileños. ¿Por qué? Porque no piden millones. Eso es la gran diferencia entre los demás países y al mío
P. Si uno lo compara con Argentina o Uruguay, allí se van camadas de futbolistas muy jóvenes a Italia, Portugal, España. ¿Frustra que otros países sí canalicen su talento y en México no?
R. Cada equipo en Portugal tiene como ocho brasileños. ¿Por qué? Porque no piden millones. Oporto va a Brasil y trae a tres jugadores por tres o cuatro millones. Eso es la gran diferencia entre los demás países y al mío. Por un mexicano luego quieren pedir 10, 15 millones. ¿Pueden valerlo? Sí, en un futuro, pero hay que doblar un poco la mano para ver después recibirlos. Tiene que cambiar el interés a esto.
P. Forma parte de la generación dorada de México que venció a Brasil en Wembley por la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2012. ¿No le da coraje mirar la lista de sus compañeros y enterarse que más de la mitad no ha trascendido a nivel internacional?
R. Estoy agradecido con Dios de vivir ese momento. Ese equipo era de los mejores por la unión, la alegría. Todos queríamos triunfar luchando juntos. Me llena de tristeza que había jugadores que, como personas, apreciaba mucho. Todos me parecían excelentes. Pensaba que hoy en día el 80 % de esa generación iba a estar en la selección absoluta, y pues no. De esa generación hay muy pocos. No sé si pase por el tema mental… No sé por qué de esas generaciones muy buenas se terminan salvando muy pocos, cuando el éxito lo conseguimos juntos.
P. ¿Cuál fue la mejor enseñanza de Juan Carlos Osorio?
R. Tenía una relación con él muy fuerte. Se notaba por la confianza que tenía en mí. Ha sido un honor ser parte del equipo que dirigió. Me decía que jugara suelto, jugar serio porque jugador que aspira a jugar en un equipo de alto nivel en Europa debe jugar con la seriedad respetando al rival e intentar poner nuestra calidad
P. ¿Qué le faltó a México para vencer a Suecia, a Brasil en la Copa del Mundo?
R. En su momento no quise pensarlo más porque no quería hacerme daño. En el Mundial fuimos de jugar excelente a… Ir bajando. Empezamos demasiado bien. Las expectativas eran muy altas. Partido a partido bajamos el rendimiento en lo colectivo y al final se nota en los resultados. Contra Suecia fue un partido en el que nos sorprendieron muchísimo. No reaccionamos. Contra Brasil creo que estuvimos acorde al nivel, estuvimos bastante bien, después las distracciones contra ese tipo de rivales… Hay una cosa que marca la diferencia: las individualidades. Tenían jugadores que cambian partidos.
P. A la distancia, parece que nadie quiere ser entrenador de México. Han pasado más de 80 días y no hay un plan de desarrollo desde la Federación Mexicana de Fútbol para cambiar su rendimiento
R. No leo la prensa ni cuando son cosas buenas ni cuando son malas. Lo que sí sé que el tomar las riendas de la selección no es fácil. Es un equipo al que se le exige mucho. La prensa en México no es nada fácil de tratar, lo vivimos con el profesor Osorio. El que venga sabe que debe venir con la personalidad para manejar a la selección que se le exige siempre y después tener esa personalidad de tomar las riendas como él crea. Hay muchísimo talento.
P. ¿Cómo ha sido esa evolución del novato Herrera en el Oporto a ser el capitán y, la temporada pasada, conquistar la Liga después de cuatro años de estancamiento?
R. A mí me pasó todo muy rápido. Debuté [en 2011] y empecé a ir a la selección. Después vine a Portugal [2013] y fue un cambio muy grande, por el idioma y las costumbres. Tuve la oportunidad de venir con Diego Reyes y eso lo volvió más fácil. En el día a día tenía con quién bromear. Estos cinco años en Portugal no han sido nada fácil. He pasado momentos de ser titular, otros en los que jugué muy poco. He vivido de todo. Es un equipo acostumbrado a ganar, la afición es súper exigente. El club estaba acostumbrado a ganar cada año y pasaron cuatro años sin ganar absolutamente nada. El año pasado dimos una temporada espectacular. Al final terminar como campeones ha sido la mejor sensación que he vivido, fue mi mejor año futbolístico. Fui muy importante para el equipo y, bueno, fue mi primer título como profesional en un club. La temporada pasada fue inolvidable.
Si soy el capitán o no, todos debemos aportar. Todos tenemos esa mentalidad de querer ser referentes, protagonistas. No creo que un futbolista sea más que el otro
P.Sérgio Conceição, su entrenador en el Oporto, le ha convertido en el cerebro de la plantilla
R. Él ha sido la parte más importante para que el Oporto volviera al lugar que merece por su personalidad. Tiene ese ADN y lo ha transmitido al grupo. Ha sido la parte más importante para volver a ser campeones, a ser un equipo fuerte, competitivo. Es lo mejor que me ha pasado, que él haya venido acá. Como con Osorio, estoy agradecido. Me han hecho sentir importante. Me han dado el lugar que, creo, merezco.
P. En la Champions apuntan a los octavos de final tras ser líderes en la fase de grupos
R. Estamos con un nuevo sueño. Con nuevas expectativas. En Champions estamos haciendo las cosas bien. Vamos partido a partido para llegar lo más lejos posible.
P. ¿Se ve como el capitán o líder de la selección de México? Ya no estará Rafael Márquez y Andrés Guardado está por entregar el relevo
R. Hombre, hablar de eso es un orgullo. El poder ser parte de la selección, defender los colores de tu país. Puedes ser referente, el capitán o no, pero no es algo que me esté dando vueltas a la cabeza. Doy lo mejor de mí para llegar a la selección, para crecer, para soñar, para hacer historia en las cosas que vayamos enfrentando juntos. Si soy el capitán o no, todos debemos aportar. Todos tenemos esa mentalidad de querer ser referentes, protagonistas. No creo que un futbolista sea más que el otro. Hay jugadores que tienen más nombre, es verdad, pero todos tienen que poner su granito de arena. ¡Imagínate portar el gafete! Saber quiénes lo han portado, sería un doble orgullo y doble sacrificio. Sería lo mejor que podría pasarme como futbolista.
P. Usted debería dar una clase magistral de cómo soportar las críticas, el acoso en redes sociales, últimamente, por su cambio de imagen. ¿Cómo sobrellevarlo y no responder a la gente que le escribe?
R. [Risas] Es por mi forma de ser. A lo mejor ahora leo algunas cosas, memes que hacen y me dan risa. La gente piensa que te insulta, que te critica, piensa de verdad que te molestan o lastiman. Cuando hablan de mí por el cambio de look, es por algo. A la gente le interesa tu vida, lo que haces si vas a la selección o no. Todo lo que hago es para sentirme mejor conmigo mismo. No lo hago por ser el mejor ni ser el más guapo. Muchos en el vestidor me preguntan: ‘¿cómo aguantas? Leo y quiero contestarle a todo el mundo’. Yo tranquilo, los entiendo, muchas veces la gente está estresada y quiere desquitarse un poco.
P. ¿A quién le gustaría parecerse en el campo?
R. Mi ídolo total es Riquelme. No hay otro igual, ni habrá otro igual a él. Veo sus jugadas, todo lo que pueda encontrar de él. No sé si yo pueda llegar a ser como él porque lo que hago es algo que me nace y no porque quiera copiarle.