Un juez progresista será contrapeso a López Obrador en el Supremo

La Suprema Corte de Justicia de México ha virado hacia una izquierda progresista. El ministro Arturo Zaldívar se ha convertido este miércoles en el nuevo presidente del tribunal constitucional hasta el año 2022. El togado es padre del proyecto que legalizó judicialmente el uso de la marihuana recreativa en el país y votó por la polémica liberación de la francesa Florence Cassez, acusada de secuestro. Desde hoy, Zaldívar tiene la responsabilidad de conducir al Poder Judicial en tiempos de tensión entre los jueces y el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien pretende despojarlos de privilegios como parte de su política de austeridad.

El propio Zaldívar calificó el momento que se vive como “extraordinariamente complicado” minutos después de ser elegido por el pleno de once jueces. Las calles del Centro de México dieron la razón a sus palabras. Un grupo de manifestantes acudió esta mañana a las inmediaciones de la Suprema Corte de Justicia con la intención de impedir el paso de los ministros que votarían por la nueva cabeza del poder judicial. Más de 200 policías fueron al sitio para contener a los quejosos, quienes pedían a los jueces abrazar la iniciativa que pretende recortar los sueldos de los altos funcionarios y cuya constitucionalidad será discutida por el propio tribunal. Los ministros son los funcionarios mejor pagados del país con un sueldo mensual que supera los 380.000 pesos, unos 19.000 dólares.

Más de 17.000 trabajadores del Gobierno han presentado amparos para evitar que sus sueldos sean modificados por la norma constitucional que decreta que nadie debe ganar más que el presidente. Entre aquellos amparados hay casi 450 jueces federales, 607 magistrados y más de 4.000 secretarios del poder judicial. Los empleados de la judicatura han sido los principales opositores a uno de los ejes destacados de la Administración. Ese es el telón de fondo del drama que Zaldívar deberá ayudar a resolver desde este miércoles.

“Zaldívar tendrá que desempeñar un papel conciliador entre la judicatura tradicional y la nueva mayoría política de Morena”, considera Javier Martín Reyes, académico del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). El experto en temas judiciales considera que el ministro presidente, quien lleva nueve años en el tribunal, deberá ser un intermediario.

El perfil del nuevo ministro presidente, quien fue votado por otros seis de sus compañeros, puede abonar al diálogo. Zaldívar es el primer presidente del tribunal desde 1994 que no pertenece a la carrera judicial, una tradición que se ha roto este 2019. Esa condición de externo, que ha llegado al máximo cargo del poder judicial sin antes haber pasado por ser secretario, magistrado o juez del sistema judicial, puede abrir la puerta a la transformación de un poder que se percibe opaco y que tiene poco respaldo entre la población.

“Los exhorto a que trabajemos en esta nueva etapa en que tenemos el compromiso de renovar el poder judicial porque esa es la exigencia de la sociedad”, dijo Zaldívar al resto de los togados. El abogado de la reputada Escuela Libre de Derecho arribó al tribunal en diciembre de 2009 propuesto por el Gobierno del presidente Felipe Calderón, del derechista Partido Acción Nacional. El ministro mostró desde entonces su independencia con fallos y proyectos que se alejaron del conservadurismo que sus patrocinadores pensaron iba a defender. Para su nueva etapa, Zaldívar ha prometido independencia. “La independencia no es aislamiento, no es intolerancia, no es romper el diálogo. Dialogaremos siempre”, ha dicho en su primer discurso como cabeza del poder judicial.

Zaldívar también tiene sólidos puentes tendidos con el Ejecutivo de López Obrador. Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación (Interior), fue una aliada en los años que coincidieron como ministros. El progresista era el candidato favorito del consejero jurídico de la presidencia, Julio Scherer. Zaldívar salió victorioso en la primera ronda de votaciones frente a los contendientes, Jorge Pardo y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.

Zaldívar ha dibujado ya las prioridades de su gestión. Entre ellas se encuentran la austeridad, el combate al nepotismo y la corrupción y la transparencia. También se ha fijado como objetivo recortar la brecha de género en un poder donde los altos cargos están ocupados en un 80% por hombres. Para ello contempla implementar concursos específicos para mujeres para entrar a la judicatura. Otro de sus intereses es el de comunicar mejor los fallos del tribunal. “Toda la riqueza del trabajo de la Corte no ha podido llegar a que la gente lo comprenda”, dijo Zaldívar esta mañana. El ministro tiene un perfil atípico en el tribunal porque es activo en las redes sociales y suele dar entrevistas.

“La Corte ha entendido que la reforma al poder judicial debe venir desde adentro, de lo contrario la reforma vendrá de fuera”, explica el académico Reyes. Zaldívar debe implementar los cambios que no hicieron sus antecesores y que hoy son reclamados en la ola reformista de López Obrador, quien ha enfilado sus armas transformadoras a la judicatura.