Trump enfría las posibilidades de acuerdo con México sobre inmigración

Donald Trump lanzó este martes un dardo psicológico a México al enfriar la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre inmigración que evite la entrada en vigor de los aranceles sobre todos los productos mexicanos. Una delegación del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador está en Washington en reuniones preparatorias ante la cumbre prevista para este miércoles y tratando de transmitir de un mensaje de optimismo, pero el presidente de Estados Unidos preparó el terreno para la decepción: «Es más probable que los aranceles entre en vigor y probablemente hablaremos mientras lo estén», afirmó desde Londres, en una rueda de prensa conjunta con la primera ministra británica, Theresa May.

Trump anunció el pasado jueves que aplicaría un arancel del 5% sobre todos los productos mexicanos a partir del 10 de junio como castigo por lo que considera escasa acción del país vecino en el control de los migrantes indocumentados que atraviesan su territorio desde Centroamérica para llegar a la frontera estadounidense. Este gravamen se incrementaría mes a mes hasta alcanzar el 25% en octubre si Estados Unidos no contemplaba mejoras significativas, lo que supone una amenaza de guerra comercial letal para la economía mexicana, que tiene en la primera potencia mundial a su, por mucho, primer cliente.

El titular mexicano de Exteriores, Marcelo Ebrard, insistió este martes a primera hora de la mañana en Washington en que su Gobierno hace cuanto puede por retener el flujo de sin papeles, pero el presidente estadounidense dejó claro desde el otro lado del Atlántico que, de momento, no les va a creer. «México no debería permitir que millones de personas intenten entrar en nuestro país, lo podrían evitar muy rápidamente. Creo que lo harán, y si no lo hacen, vamos a imponer aranceles», señaló a los periodistas, para acto seguido advertir de que, probablemente, para el lunes no habrá pacto.

El republicano, que convirtió la confrontación con México en una de las señas de identidad de su campaña electoral hace ya casi cuatro años, está a punto de presentar formalmente su candidatura a la reelección. La demonización de la inmigración irregular y el reproche contra su vecino del sur se repiten esta vez, pero con unas novedades en escena que hacen imprevisibles los próximos pasos. Trump quiere que el Congreso ratifique cuanto antes el nuevo tratado comercial con México y Canadá, la reforma del TLC (Nafta, en sus siglas en inglés), que supone ventajas para Estados Unidos y también le dará réditos políticos. Además, el propio sector privado teme la escalada arancelaria de su presidente, un lobby tan poderoso como la Cámara de Comercio ha mostrado su rechazo frontal, al igual que varios legisladores republicanos.

The Washington Post publicó el lunes por la noche que algunos legisladores conservadores se planteaban bloquear los aranceles anunciados por el mandatario a través de un voto en el Congreso, lo que llevaría a Trump a usar su poder presidencial de veto de nuevo (la primera también tuvo que con el rechazo del Capitolio a usar la declaración de emergencia nacional para lograr fondos para construir parte del polémico muro en la frontera mexicana). El neoyorquino descartó que los republicanos lo hagan, en su opinión, sería «estúpido».

La delegación mexicana, sin embargo, sí tenía previsto verse este martes con posibles aliados estadounidenses en la causa, organizaciones empresariales, laboratorios de ideas y congresistas republicanos y demócratas. México exportó 346.500 millones de dólares el año pasado a EE UU y este vendió al otro lado de la frontera productos por otros 265.000 millones. El canciller Ebrard evitó responder sobre posibles represalias de México si los gravámenes de Trump entran en vigor, si bien insistió en que están «preparados».