La cárcel de las Islas Marías en México cerrará sus puertas tras un siglo de operación

Después de 113 años, el centro penitenciario de las Islas Marías será desmantelado. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha firmado este lunes el decreto para cerrar esta prisión ubicada en un archipiélago a 112 kilómetros de las costas del Estado mexicano de Nayarit. Este lugar albergó durante décadas a presos políticos, asesinos, ladrones y condenados considerados de «alta peligrosidad». Ahora se pretende transformar la prisión federal en un centro artístico, deportivo y medioambiental. “Tenemos que tener más escuelas, menos cárceles”, ha dicho López Obrador en el anuncio del proyecto. El mandatario no dio detalles sobre la inversión que implicará este plan, pero mencionó que habrá un ahorro de 700 millones de pesos (36,4 millones de dólares) derivado de los costes de mantenimiento.

La cárcel fue inaugurada en 1905 por el presidente Porfirio Díaz. El escritor mexicano José Revueltas, la religiosa Concepción Acevedo conocida como “Madre Conchita”, acusada de ser la autora intelectual del homicidio del exmandatario mexicano Álvaro Obregón, en julio de 1928, fueron algunos de los reclusos más célebres de esta prisión considerada como la «Alcatraz mexicana». Aislada por las aguas del Pacífico, el espacio de 145 kilómetros cuadrados se convirtió en el destino final de miles de reclusos de alta peligrosidad. Con el paso del tiempo, se introdujeron varias reformas a favor del bienestar de los presos. A partir de los años 40 y 50 se permitió que las familias de los presos pudieron vivir con los sentenciados.

La mejora en las condiciones no ha evitado la violencia dentro del centro penitenciario. En febrero de 2013 más de 500 presos prendieron fuego a colchones y muebles como señal de protesta por supuestos abusos de las autoridades penales y para exigir más tiempo de esparcimiento y comida. En la actualidad, las Islas Marías cuentan con 600 reos, unos 200 prisioneros serán liberados y el resto de los reclusos serán reubicados en otras cárceles federales. «No descartamos la posibilidad de reducción de penas. En general, no se trata de presos, vamos a decir, peligrosos. Hay ya también un trabajo que han venido haciendo para la reducción de penas», ha detallado López Obrador en la conferencia matutina de este lunes.

Bajo el nombre Muros de Agua: José Revueltas, en referencia a la novela publicada en 1941 sobre la cárcel marítima, se apuntalará el proyecto de transformación. «Va a ser una Isla para los niños y para los jóvenes, campamentos para ir a conocer la historia de cómo esos modelos de castigo deben ir desapareciendo», ha prometido el mandatario. Josefa González Blanco, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha descrito que en las islas se realizarán actividades como senderismo, monitoreo de fauna, estudios literarios, teatro, escritura y actividades deportivas. El Gobierno afirma que este año comenzarán a llegar los primeros campamentos, aunque no confirmó el mes.

Alejandro Hope, analista de seguridad, opina que es una contradicción del discurso presidencial cerrar la cárcel mientras que el poder Legislativo, impulsado por López Obrador, pretende ampliar el catálogo de delitos meritorios de presión preventiva. Entre ellos el robo de combustible y la posesión de armas. La propuesta, que aún debe aprobarse, implicaría la reclusión de más personas en los centros penitenciarios. “Es relativamente pequeña la población de las Islas Marías, hay espacio en otros penales federales, se puede hacer. Sí quiero señalar la contradicción entre esta decisión y la decisión de ampliar el catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa que va a reducir el espacio (en las cárceles)”, menciona.

La sobrepoblación de los penales estatales sigue siendo un pendiente de México. Francisco Garduño, encargado del Sistema Penitenciario Federal, ha calculado que en las cárceles locales hay sobrepoblación pues existen más de 211.000 reclusos cuando la infraestructura está habilitada para 200.000 personas. Entre los Estados con mayores índices de saturación penitenciaria están Jalisco, Nuevo León y Nayarit. El escenario en los penales federales se ubica en el otro extremo: su población es de unos 19.000 reclusos mientras existe espacio para 41.000 reos. «Tenemos espacios de sobra, por ello la instrucción del presidente de apoyar a gobernadores para traer personas privadas de la libertad de los Estados», ha indicado Garduño.

Más allá del espacio en las cárceles, Hope advierte que en las prisiones aún no se han resuelto temas prioritarios como el autogobierno de criminales y la falta de custodios. Desde 2017 la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México alertó en varias ocasiones sobre las condiciones de tortura y maltrato en las prisiones federales. En ese entonces, el organismo lanzó una dura recomendación a la Comisión Nacional de Seguridad indicando que las cárceles mexicanas se caracterizan por el hacinamiento de reos y la violencia al interior de sus instalaciones. Los visitadores también alertaron por la insuficiencia de personal médico y las fallas en el suministro de medicamentos, que inciden en la salud de los internos.