La polémica por la cancelación del nuevo aeropuerto de México aún no termina de dispersarse y Andrés Manuel López Obrador ya ha redoblado su apuesta. El presidente electo de México, que asumirá el poder el 1 de diciembre, ha fijado fecha para una nueva consulta que pretende decidir el futuro de grandes proyectos de infraestructura que prometió durante su campaña. El líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) desea someter a un plebiscito una nueva refinería, diez programas sociales, una iniciativa para reactivar el comercio en el istmo de Tehuantepec (Oaxaca) además del Tren Maya, un ferrocarril que pretende conectar varios Estados del sureste. La ciudadanía deberá resolver el aluvión de decisiones en once días, pues la consulta se llevará a cabo los días 24 y 25 de noviembre.
«Vamos a preguntarle a los mexicanos, no solo a los habitantes del sureste sino a todos los mexicanos, su opinión sobre este proyecto, el Tren Maya», ha dicho este lunes López Obrador a los periodistas tras una reunión de dos horas con los gobernadores de los Estados involucrados: Tabasco, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas y Campeche. El presidente anhela recoger las impresiones de una obra que, a diferencia del aeródromo de Texcoco, tiene toda su simpatía. A puerta cerrada, el mandatario mostró a los gobernadores un video promocional del proyecto que pretende hacer público en la Feria Internacional de Turismo (Fitur), que se celebrará en Madrid en enero de 2019. Poco antes del encuentro se había anunciado que la construcción del Tren Maya se iniciará en Palenque (Chiapas) el 16 de diciembre.
López Obrador también desea saber con su plebiscito si los ciudadanos «están de acuerdo en el apoyo a los adultos mayores, a las personas con discapacidad», además de que se convierta en «derecho» que los estudiantes de preparatoria reciban una beca. Las iniciativas son piedras angulares de su programa de combate a la pobreza y a la desigualdad y formaron parte de las promesas de campaña que lo llevaron a un arrollador triunfo el 1 de julio.
El Gobierno de Morena pondrá la consulta en manos de la Fundación Rosenblueth, la misma que estuvo encargado de organizar el ejercicio que sepultó el aeropuerto de Peña Nieto, valorado en 13.500 millones de dólares, con el voto de 748.000 personas, el 1% de la lista nominal del país. Al presidente electo parecen no importarle las críticas que dejó ese primer plebiscito, que pusieron en entredicho la objetividad y parcialidad de la fundación y que incluso motivó una pequeña manifestación este domingo. López Obrador ha explicado que para la futura consulta serán instaladas 1.073 casillas en 538 municipios de los más de 2.400 que tiene el país (donde Morena tiene mayoría), en los mismos lugares que pusieron fin al aeropuerto de Texcoco. «Esta fundación es sobre todo honesta… En esta fundación tenemos confianza», ha dicho el presidente electo este lunes.
Hasta hoy no se conoce el diseño detallado o proyecto de impacto ambiental del Tren Maya, una obra de infraestructura de 1.500 kilómetros que López Obrador ha prometido construir sin derribar un solo árbol en una zona de densa vegetación. Este transporte tendría 12 paradas que conectarían la zona arqueológica de Palenque con Cancún (Quintana Roo) y que haría escala en cinco Estados. El costo del proyecto sería de 150.000 millones de pesos (7.300 millones de dólares al tipo de cambio de hoy).
El equipo de Morena ha defendido la viabilidad del tren asegurando que el 80% del trayecto cuenta con derecho de vía y que se utilizarán raíles ya existentes pero en desuso para el circuito. La futura Administración ha adelantado también que solicitará 6.000 millones de pesos (295 millones de dólares) del presupuesto 2019 para arrancar la obra. El propio López Obrador incluso ha dicho que le gustaría que la empresa francesa Bombardier tenga los contratos para fabricar los primeros vagones.
La información disponible hace pensar que los ciudadanos tendrán escasas oportunidades de definir una obra que parece tener un vehemente impulso del futuro Gobierno. A pesar de esto, los responsables del proyecto han dicho este lunes que la democracia participativa suele dar sorpresas. La posibilidad es mínima. Encuestas recientes avalan el proyecto, que tiene un respaldo superior al 60% en el sureste.
La consulta del 24 y 25 de noviembre también desautoriza una promesa que hizo el líder de Morena en la Cámara de Diputados. A principios de noviembre, el legislador Mario Delgado dijo que su partido evitaría hacer más consultas polémicas como la que derribó el aeropuerto de Peña Nieto en Texcoco. El diputado dijo que su partido, que tiene mayoría en ambas cámaras, votaría una ley para organizar consultas ciudadanas con la autoridad electoral que tuviera reglas de participación para hacerlas vinculatorias y que dieran certidumbre a sus participantes. Esa norma no ha llegado, como sí lo ha hecho otro ejercicio que tiene la apariencia de una nueva simulación.