La ‘Cartilla Moral’, el polémico mensaje aleccionador de López Obrador para los mexicanos

Después de la visita del presidente pocos recuerdan el discurso idealista de López Obrador. Menos son los que conservan aún una copia del pequeño libro que en la portada lleva los retratos de Benito Juárez y Sor Juana Inés de la Cruz. “Apenas nos la dieron el domingo y la guardé en un cajón. No he tenido tiempo de leerla”, reconoce Nancy Domínguez, de 68 años. Ni el Ayuntamiento, ni la delegación del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) —el partido del presidente— cuentan con alguno de los 10.000 ejemplares que la Secretaría de Educación Pública imprimió a petición del presidente. Su contenido ha abierto un amplio debate en las redes sociales y los medios de comunicación, pero en las calles de Chalco apenas se produce algún comentario. “Solo leí la primera página, pero me gustó. Habla de cosas de antes, por ejemplo, me gusta que habla del respeto a los padres”, cuenta Gloria Munives, de 85 años.

Alfonso Reyes escribió hace 75 años la Cartilla Moral por encargo del entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet. La propuesta había sido la de un texto sobre principios morales que acompañase la campaña de alfabetización para adultos mayores de la presidencia de Manuel Ávila Camacho. Reyes redactó con rapidez el manual, pero el secretario terminó por descartarlo. “A Torres Bodet no le gustó, decía que era un texto muy frío, muy bien escrito, pero que le faltaba pasión”, explica el historiador Javier Garciadiego, experto en la bibliografía de Reyes. El librillo resumía la importancia del respeto a la familia, a la naturaleza, a la patria, e incluso, a sí mismo. Un rápido repaso a los valores que fomentan la bondad desde la perspectiva de un escritor liberal y agnóstico. “Es un libro de su tiempo, solicitado para adultos mayores no lectores. Está limitado por su tiempo, es un libro escrito en masculino, pero también es un libro pionero en algunos temas, por ejemplo, el respeto al medio ambiente. No es un libro religioso y tampoco de adoctrinamiento”, apunta Garciadiego.

López Obrador muestra la Cartilla Moral.
López Obrador muestra la Cartilla Moral.Cuartoscuro

La Cartilla Moral solo se ha impreso masivamente en dos ocasiones: en 1959 el Instituto Nacional Indigenista la publicó por primera vez; y en 1992 el entonces secretario de Educación, Ernesto Zedillo, mandó imprimir un millón de ejemplares cuyo destino es un misterio, ya que nunca se distribuyeron ante el rechazo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a la publicación. En esa ocasión, el editor José Luis Martínez retocó el texto de Reyes y le añadió títulos a algunos apartados a manera de subcapítulos. El libro que López Obrador ha repartido a los asistentes de sus actos es la versión editada, a la que además le ha sido añadida un resumen de seis puntos que extraen los detalles más importantes del texto. “Al texto original de don Alfonso se le han hecho algunos retoques en busca de mayor sencillez y se le han añadido referencias a nuevos temas. Ninguno de ellos se aparta de la intención y el espíritu de la Cartilla Moral”, dice el documento.

López Obrador ha mencionado en diversos discursos desde 2011 la importancia del mensaje de la Cartilla Moral y desde su tercera campaña presidencial insistió en redactar una Constitución moral. Además, instaló un comité para la elaboración de este documento conformado por los periodistas Enrique Galván Ochoa y Verónica Velasco, así como del político José Agustín Ortiz Pinchetti. El avance en la redacción de la Constitución Moral de López Obrador todavía se desconoce. La nueva impresión del texto de Reyes se plantea como la antesala a esa brújula moral que el presidente mexicano desea que sus gobernados sigan, a pesar de que el contexto de la sociedad mexicana ha cambiado. “La Cartilla huele a naftalina. Ha tenido una accidentada historia y nunca ha sido realmente un instrumento de formación cívica y ética”, señala Luis Hernández Navarro, editor de Opinión del diario La Jornada.

En la historia de México han existido al menos dos ejercicios para cuestionar la moral de los ciudadanos y plantear debates éticos y filosóficos. El gobierno de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) creó las Juntas de mejoramiento moral, cívico y material, para fomentar el respeto a la patria y los buenos valores entre los ciudadanos. Y el presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) propuso la instalación de la Renovación moral, una iniciativa casi simbólica que terminaría en la creación de la Secretaría de la Función Pública. Ambos expresidentes buscaron a través de estos ejercicios recomponer el ánimo nacional, mermado por la desbordante corrupción en los gobiernos de sus antecesores. “Es equivocado que desde el Estado haya un tratado de ética y moral, quizá podrían retomar las clases de civismo en la educación básica o el estudio de la ética en los niveles medio superior”, propone Hernández Navarro.