Los phrasal verbs en inglés, los distintos sistemas de escritura en el japonés, el plural en el italiano… Estas son solo algunas de las cosas que más nos cuesta aprender cuando estudiamos una nueva lengua. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), los idiomas se han convertido para los españoles en la segunda asignatura con más relevancia dentro del sistema educativo (solo por detrás de las matemáticas). Sin embargo, y pese a que es la lengua más estudiada en nuestro país, todavía un 60% de los encuestados afirma no saber ni leer ni escribir en inglés. Esta cifra, que aumenta sustancialmente si hablamos de otros idiomas, pone de relieve que aprender una nueva lengua no es algo fácil.
Hemos hablado con profesores de los que son (según el CIS) los idiomas más estudiados por los españoles, para que nos cuenten cuáles son las dificultades más comunes a las que tienen que hacer frente los alumnos:
Inglés: los ‘phrasal verbs’
Para el profesor Pedro Castillo, de la academia Abby Road, la dificultad que estos tiempos verbales presentan es que “son infinitos, hay muchísimos y esto confunde a los alumnos”. Además, según afirma él mismo, “incluso hay muchos que no tienen un único significado, sino que pueden llegar a tener dos o tres”. Esto sucede por ejemplo en el caso del verbo “move in”, que puede significar “mudarse” o “avanzar”. Según sostiene Castillo, aprenderse de carrerilla una lista que recoja todos estos verbos “sirve para bien poco. Hay que utilizarlos en frases para saber el contexto que tienen”.
Francés: la pronunciación de vocales
Este idioma, según sostiene Miguel Borrás, de Metatraining, “tiene un handicap muy grande que es la fonética”. Sus más de 15 vocales hacen que a los alumnos les resulte complicado habituarse a la pronunciación. Aunque la /a/ /i/ /o/ se pronuncien igual que en nuestra lengua, las distintas variaciones que introducen el sonido /e/ o las vocales nasales hacen que la fonética resulte dificultosa. Para Borrás, la clave para lograr perfeccionar los sonidos está en “liberar más la mente y pensar que los errores se van arreglando con la práctica”.
Alemán: las declinaciones
La mayor dificultad del idioma es saber qué desinencia tiene que tener una palabra alemana en función de cómo sea utilizada. Mientras que en español solo conjugamos los verbos, en alemán se conjugan sustantivos, adjetivos, pronombres, artículos y números, depende del caso que sea (nominativo, acusativo, dativo o genitivo). Así lo cuenta Mónica Sánchez, de la Academia Hiperion: “Suele resultar muy complicado al principio. A la gente de 40 años les cuesta un poco menos porque tenían latín obligatorio”. Los propios alemanes, según cuenta Sánchez, también tienen confusiones a la hora de elegir la declinación correcta. Por ello, el mejor modo de aprenderlas correctamente es “leer mucho la prensa u otros documentos oficiales que tengas la certeza de que van a estar bien escritos”.
Italiano: el plural
Muchos alumnos tienen la idea preconcebida de que el italiano se parece bastante al español. Para Andrea Eleonore, de Italianamente, esto acaba suponiendo una traba, ya que tienen «en su imaginario la gramática española, pero sin embargo el italiano tiene evoluciones diferentes con sus particularidades propias”. En concreto, se refiere a que “una de las cosas que más cuesta es el plural”. En español es en s, mientras que en italiano es en i en masculino, y en e, en femenino.
Japonés: el sistema de escritura
En el japonés se puede escribir de tres formas: con los kanji (caracteres heredados del chino, aunque diferentes), con el hiragana (utilizado para palabras japonesas) y con el katakana (utilizado para palabras extranjeras). Estos tres sistemas de escritura se alternan dependiendo del contexto y, según sostienen desde la academia Instituto Mitoyo, “los kanji son los que entrañan más dificultades”. Los kanjis básicos son más de 2000 y “pueden tener hasta 20 trazos y pronunciarse de maneras diferentes”.
La forma más apropiada para aprenderlos es usando los radicales, que son partes fundamentales de cada kanji. “En los caracteres hay partes que tienen significado propio y luego constituyen los kanjis. Si se aprenden estas partes fundamentales, ya sabes más o menos qué puede significar cada kanji cuando lo ves por primera vez”, afirman desde la academia.
Árabe: las formas derivadas de los verbos
La gramática árabe “es más fácil que la inglesa y la castellana, ya que los tiempos verbales en árabe son pasado, presente, subjuntivo y condicional”, afirma Ahmed Hijazi, del Instituto Árabe. Sin embargo, sostiene que los alumnos necesitan tiempo para familiarizarse con una lengua que “a pesar de tener únicamente cuatro tiempos verbales, dispone de hasta diez distintas formas de verbos”. Por medio de estas formas, “al verbo se le añaden nuevas letras para obtener un nuevo significado que está relacionado con el significado de origen”.
Chino: los cuatro tonos en la pronunciación
Aunque a priori la escritura parezca la traba principal, según cuenta Kwang Cheng, de Academia Bunkyo, “las letras chinas son lo que más le gusta a la gente, algo que hace que acaben por aprenderlas”. Sin embargo, la pronunciación sí que suele convertirse en lo más difícil porque esta “tiene cuatro tonos y unos fonemas que no tiene el español”. La manera de habituar al oído a estos nuevos sonidos es sencilla: “La única forma es escuchar mucho. Algo que está muy de moda son las series y eso está muy bien porque puedes parar, volver a poner, poner subtítulos…”, cuenta Cheng.
Ruso: las declinaciones
Para la escuela de idiomas Casa Rusia, el primer obstáculo al que se enfrentan los alumnos es al hecho de tener que escribir en alfabeto cirílico. No obstante, “después de un par de clases ya no suele ser un problema y muchos acaban teniendo una letra bonita en ruso”. Lo que sí suele costar aprender son “las terminaciones nominales. En español la palabra no varía, pero en ruso se declinan en función del caso”. Así, en este idioma se añaden terminaciones a los sustantivos, pronombres, nombres, adjetivos y números que cambian la palabra según el papel que tengan en la oración.
Portugués: la variedad fonética de las vocales
Este idioma tiene una característica que en ocasiones puede resultar ser un arma de doble filo: la similitud con el español. Ana Santos, de la academia Luso Lingua, asegura que aunque en un principio esto pueda hacer que el alumno avance más rápido, después resulta que “la riqueza de la lengua portuguesa puede resultar problemática”. Para un español existen cinco vocales con sus cinco sonidos, mientras que en el portugués “existen las mismas cinco vocales, la mayoría de ellas, con una enorme variedad de sonidos”.
Rumano: los sonidos sin equivalentes en español
La fonética suele ser el principal problema al que se enfrentan los alumnos. La profesora particular Anamaria Caramangiu explica que hablar en rumano es “como si cogiéramos una frase en latín y pusiéramos una entonación de influencia eslávica”. Este cambio de acento hace que, cuando se introducen sonidos complicados, “resultan difíciles de captar en una conversación”. Además, está la dificultad añadida de que “hay sonidos que no existen en español”, como es el caso de /â/ /î/ /ş/ o /ţ/.
Coreano: referirse de la manera correcta al interlocutor
El fenómeno mundial que ha supuesto el K-Pop, género musical procedente de Corea del Sur, ha hecho que cada vez más personas se interesen por aprender el idioma. Sin embargo, para mucha gente resulta difícil entender cómo se debe de cambiar la manera de hablar en función de la persona que se tenga enfrente. “Depende del cargo o relación que tenga, hablamos de forma honorífica, formal o informal”, explica Hana Cha, de Academia Haruhana. Una fórmula bastante distinta al español, porque no se usa el usted o el tú, sino que “se conjugan los verbos o adjetivos dependiendo del oyente”.
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