¿Cuál es la mayor urgencia de nuestro sistema educativo? Participe
¿Es miembro de la comunidad educativa? Participe en el Foro de Educación de EL PAÍS respondiendo a la pregunta de esta semana: ¿Cuál es la mayor urgencia de nuestro sistema educativo? Publicaremos aquí una selección de las respuestas.
«Es urgente dejar de desviar fondos de la maltratada educación pública»
Se ha conseguido extender la escolarización hasta los 16 años y llegar a casi todos los menores, sea cual sea su origen o nivel socioeconómico. Pero quedan cosas urgentes que resolver, cosas que se solucionaron con medidas para salir del paso hace años y que siguen mal diseñadas.
En primer lugar, necesitamos que sean los profesionales de la educación los responsables del diseño del sistema educativo y la elaboración de los currículos, sin presiones políticas ni religiosas.
Ese sistema debería ponerse al día en objetivos, métodos y recursos. Para ello hace falta un pacto de estado por la educación, un plan para la configuración de comisiones de expertos en los distintos ámbitos educativos y un calendario de actuaciones que contemple las aportaciones de los profesionales desde el aula hasta el ministerio.
Por otro lado, esa escolarización obligatoria no ha solucionado problemas de exclusión social que se siguen manteniendo por diversos motivos, sobre todo porque educación y bienestar social no trabajan de manera conjunta para evitar el absentismo, el abandono o el fracaso escolar ligados a sectores sociales desfavorecidos. Muchos centros educativos tienen que ejercer como asistencia social, sin medios ni preparación para ello.
También hace falta un mapa de centros y de necesidades, tanto para la escolarización obligatoria como para el Bachiller o la FP. Eso facilitaría el despliegue de las infraestructuras necesarias a medio y largo plazo, centros de titularidad pública especialmente, para que los centros concertados tuvieran sentido solo donde la red pública no llega.
Y es urgente que dejen de desviarse fondos de la maltratada red pública para favorecer intereses de empresas del sector educativo que, en muchas ocasiones, segregan por razones económicas o de ideología, o simplemente no cumplen con los principios de la escuela inclusiva.
Finalmente, nada de lo anterior tiene sentido, si no se garantiza una financiación similar a la del resto de países del entorno, una financiación que permita que bajen las ratios en todos los niveles.
Estas medidas deberían implicar al conjunto de la comunidad educativa, siempre respetando las responsabilidades de cada uno de los sectores: familias, alumnado, docentes, instituciones… Muchos deberes por hacer, y no solo para la Administración.
ANTONIO SOLANO | Director del Instituto de Secundaria Bovalar de Castellón y profesor de Lengua y Literatura.
«Es clave que tengamos pruebas comunes para comparar el nivel»
He tenido la suerte de ser presidente de la Olimpiada de Biología desde su fundación hasta el año 2014 y he participado en las fases internacionales, nacionales y autonómicas de esta olimpiada. Cuando contrastas los sistemas te das cuenta de que, de una forma u otra, el nivel y los métodos se evalúan mediante pruebas finales comunes a todo el territorio. El alumnado es como es y necesita un nivel final con el que compararse. Se politizó la LOMCE, cuando el examen de evaluación es clave. Nuestro profesorado, especialmente los que estamos en la pública, somos reacios a eso. Pero lo necesitamos.
El segundo punto y quizá más importante, es que a la enseñanza tienen que llegar profesores que quieran ser profesores. En Portugal hay una carrera distinta para quienes quieren enseñar Biología. Y eso se aplica a todas las materias.
Y una tercera idea: flexibilizar los centros, tanto para la elección del profesorado como del currículo. Ya estaría la inspección y las evaluaciones finales para comprobar la eficacia del sistema: cuánto alumnado del inicial llega hasta el final del Bachillerato y con qué nivel.
JOSÉ LUIS BARBA GUTIÉRREZ | Jefe del departamento de Biología en el instituto de Secundaria de Firgas (Gran Canaria).
«Hay que dejar de dar bandazos»
Un pacto educativo en el que los partidos se comprometan a dar estabilidad al sistema es lo que urge en este momento. Se necesita tiempo para asentar las bases, y que las bondades de ese sistema, con tiempo puedan salir a la luz. El profesorado no puede estar cada dos años cambiando la organización del centro al arbitrio del partido que esté en su Administración. Después de recortes, LODES, LOES, LEAS y LOMCES a los colegios de Andalucía llegaron en junio unas instrucciones que nos han cercenado la autonomía y nos han cambiado toda la organización del centro, aumentando la religión y poniéndola, en carga horaria, por encima de la música, la plástica, el segundo idioma e igualándola con naturales y sociales. En esta situación de incertidumbre y con carga burocrática brutal se trabaja con la sensación de ser parte de la tripulación de un barco que va dando bandazos sin rumbo fijo. Un pacto educativo a largo plazo es lo que se necesita.
TERESA SIMONET | Maestra de Música y Primaria en Chiclana (Cádiz).
«Se sigue dando clases como cuando yo estudiaba»
Hay muchos temas que repensar en el mundo de la educación, pero el que creo que no es negociable es cómo se atiende la diversidad en el centro y el aula. Cuál es mi desilusión cuando aún hoy en día mucha parte del profesorado no tiene formación para atender la diversidad y la mayoría de clases siguen siendo magistrales, aburridas y poco motivantes. No es necesario que la educación sea innovadora, pero sí conectada con la realidad. Por ejemplo, se está librando una batalla social, política, humana y económica sobre el cambio climático y se hace muy poco para abordar el tema, integrarlo en el día a día, trabajarlo en profundidad en las clases. A veces hago de apoyo en las clases y las cosas se cuentan exactamente de la misma forma que cuando yo iba a clase. De eso ya hace algunas décadas y todo sigue prácticamente igual. Los centros educativos están faltos de capacidad de reinvención. La mayoría del profesorado solo está preocupado por dar la materia y que los alumnos sigan el ritmo, sin importar si saben trabajar en equipo, expresarse oralmente, resolver conflictos, gestionar sus vidas, buscar qué les motiva. Los centros educativos parecen centros de producción en cadena de nuevos sujetos que alimenten al sistema… y deberían ser algo distinto, deberían ser lugares donde cada alumno pudiera sacar y aprovechar su potencial. A excepción de algunos centros, la situación no parece que vaya a cambiar, quizás porque no interesa o porque, en el fondo, cambiar y mover ficha asusta.
FRANCESC BOSCH | Profesor de Orientación Educativa en Premià de Dalt (Barcelona).
«El sistema necesita respeto y reconocimiento»
Lo que el sistema educativo necesita con mayor urgencia es respeto y reconocimiento. Frente al discurso catastrofista promocionado por numerosos medios de comunicación, que dan altavoz a expertos que pocas veces han pisado un aula, empresas deseosas de ampliar su negocio u opiniones partidistas y parciales que buscan réditos electorales, debe valorarse el trabajo realizado por decenas de miles de profesionales, las leyes aprobadas durante décadas y el esfuerzo presupuestario, todavía insuficiente, de las Administraciones. Sin pretender revoluciones utópicas, sin recetas mágicas y sin utilizar la innovación como un mantra vacío de contenido, podemos comenzar a conocer lo hecho hasta ahora y mejorarlo, aumentar la inversión y apostar por una escuela como una pata imprescindible del Estado de bienestar y, en general, de la cohesión social. Pero de verdad, con más docentes, más recursos y un trato equitativo para todo el alumnado.
CARLOS VILLANUEVA | Docente de Secundaria en un centro público valenciano.