¿Pescado de comercio justo?
Cuando pensamos en productos de comercio justo estamos acostumbrados a diferentes tipos de artesanías o productos agrícolas. Sin embargo, recientemente, también se están empezando a comercializar a escala internacional los primeros productos de la mar.
En 2010, a raíz de los cuestionamientos internacionales levantados por el periódico británico The Guardian sobre esclavitud y explotación laboral en flotas pesqueras industriales de países como Malasia e Indonesia, la organización de comercio justo de los Estados Unidos Fair Trade USA decidió ocuparse del tema. Paralelamente, como explica Pablo Granados, Coordinador para América Latina, del Programa de Pesca de Fair Trade USA, «varias agencias de Naciones Unidas le pidieron a la organización involucrarse directamente para incluir el pescado entre los productos de comercio justo».
En México los pescadores se convirtieron en actores clave en comunidades donde predominaban las actividades comerciales y agrícolas
Fue así que en 2014 se lanzó el primer estándar de comercio justo para pesca de captura. Este estándar está dirigido solo a la pesca artesanal, en primero lugar porque en la pesca industrial predomina la certificación del Marine Stewardship Council (MSC) y, en segundo lugar, porque se buscaba generar empoderamiento e impacto justamente entre los pescadores artesanales y sus comunidades. Respondiendo así a la marginalización que el rubro de la pesca artesanal sigue sufriendo.
Los criterios del estándar no solo incluyen a los pescadores artesanales, sus organizaciones y comunidades, sino también a los trabajadores de los sitios de desembarque y plantas procesadoras antes de la exportación. El enfoque de este nuevo estándar se mantiene holístico, partiendo de los diez principios generales del movimiento. Sin embargo, como subraya Granados, «se nota un mayor énfasis en los aspectos ambientales, especialmente a partir del tercer año desde el comienzo de la certificación de la organización».
Como en el rubro agrícola, el fomento de la asociatividad es clave para poder participar del esquema productivo certificado: en la actualidad participan asociaciones, cooperativas u otras formas organizativas. Las primeras, en 2014, fueron cuatro organizaciones de pescadores artesanales en Indonesia, con la pesca de atún de aleta amarilla. Mismo pescado que empezó a exportarse desde las Islas Maldivas en 2016. El atún certificado Fair Trade USA se vende en Alemania, Suiza, Francia y Bélgica. En ese mismo año, Fair Trade USA empezó a trabajar con cooperativas de pescadores de México, para la exportación de camarón grande o langostino: «Ahora a principio de 2019, ya contamos con 11 cooperativas de pescadores artesanales en México».
En 2017, Fair Trade USA decide seguir expandiendo su programa de pesca artesanal y apuesta por el gran potencial de Chile en América Latina. Con aliados públicos como la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, y de la sociedad civil como la Fundación Chinquihue y APP Chile, la organización de comercio justo estadounidense empezó cuatro pilotos en Chile. En la actualidad, se está trabajando con organizaciones que comercializan jaiba limón (o remadora) en la región de Valparaíso, navajuela y huepo (navaja de mar) en la región de Valdivia, loco (molusco típico de Chile) y merluza austral en la región de Los Lagos. Todas están en proceso de certificación en comercio justo.
Fair Trade USA está teniendo una participación activa en la Red de Aprendizaje Pesca Artesanal de Chile en la cual varias organizaciones ya están trabajando con pesquerías certificadas MSC y también con proyectos de acuicultura que aspiran a certificarse bajo el mismo esquema. En este sentido, Fair Trade USA ya está pensando incursionar también en el rubro de la acuicultura.
En Chile, según nos comenta Granados, «hay mucho potencial para la comercialización de pescados y mariscos de comercio justo a escala nacional. Especialmente en los mercados de nicho de los restaurantes y tiendas gourmet de la región metropolitana, pero también en Valparaíso y Viña del Mar, o Puerto Varas y Puerto Montt. Estamos evaluando varias opciones en el mercado local».
Algo interesante, a mi juicio, es que este programa de pesca artesanal también incluye a proveedores de los Estados Unidos. En la actualidad, se comercializan salmón de Alaska y vieras de la región de Nueva Inglaterra. En esta región, la principal motivación es apoyar a comunidades pesqueras bastante marginalizadas y con profundos problemas sociales de integración, velando por los derechos y buen trato de los trabajadores del sector, la mayoría inmigrantes latinoamericanos.
Según Granados, el principal impacto que hasta ahora está teniendo el comercio justo en pesca artesanal es el empoderamiento de los pescadores y el fortalecimiento de asociaciones que antes no existían o eran evidentemente muy débiles: «En Indonesia fue impresionante ver que ni existía un esquema de asociación pesquera. Conformar grupos organizados, que manejan recursos de manera colectiva y se convierten en interlocutores válidos para las autoridades públicas, fue un gran logro para las relaciones de comercio justo. En México, por otro lado, los pescadores se convirtieron en nuevos actores clave dentro de unas comunidades donde predominaban las actividades comerciales y agrícolas. Ahora participan activamente de los procesos de articulación y desarrollo comunitarios».