El público de un partido de fútbol juvenil insulta a una árbitra al grito de “zorra, vete a fregar”

«Retrasada», «hija de puta», «sinvergüenza», «estás haciendo el gilipollas», «eres una mierda», «qué zorra eres, puta», «zorra, vete a fregar», «eres una mierda» o «vete a casa, puta». Estos fueron el tipo de insultos que recibió una árbitra por parte de aficionados que estaban en las gradas durante un partido de fútbol juvenil (de 16 a 19 años) disputado el domingo en San Lorenzo del Escorial (Madrid). Tanto el equipo local como el Ayuntamiento han condenado lo sucedido, mientras que una portavoz del comité de árbitros de la Real Federación de Fútbol de Madrid (RFFM) se ha limitado a declarar que están «analizando lo ocurrido » y que, hasta que no haya conclusiones, ni siquiera emitirán una opinión sobre el caso. La RFFM sí que ha emitido un comunicado en el que manifiesta «su más enérgica condena». La Guardia Civil no tiene constancia de que la árbitra haya presentado una denuncia, han indicado a Efe fuentes del instituto armado.

El encuentro se celebró en el campo de La Herrería y lo disputaron el equipo local, el Juvenil A de la Unión Deportiva de San Lorenzo de El Escorial, club fundado en 1919,y el CUC de Collado Villalba. La árbitra es hija de la concejal de Deportes de Galapagar, Mercedes Nuño (de Ciudadanos), quien ha criticado la actitud de los aficionados. Mercedes Nuño ha denunciado que la colegiada tuvo que soportar «90 minutos» de insultos tan graves sin que «nadie» se dignara a condenarlos salvo «una mujer [a la] que simplemente le ha parecido exagerado».

La concejal cuenta en Twitter que, ante la magnitud de las descalificaciones, que aseguran que eran de seguidores del equipo local, se dirigió a ellos para pedirles respeto. «Lo que se espera de una grada de padres y madres, es deportividad y educación. Sin embargo la respuesta que he obtenido han sido más insultos hacia ella. Hasta el punto de decirme, que si no me gustaba que me fuese», explica.

A posteriori sí se han producido las condenas. En un comunicado, la UD San Lorenzo reconoce que un grupo de aficionados se dedicó a «faltar el respeto e insultar a la colegiada del partido». El equipo ha rechazado «totalmente ese tipo de comportamientos y cualquier insulto» tanto a los colegiados como a los jugadores y técnicos. «No os queremos ni en La Herrería ni en nuestro pueblo», advierten, junto con los lemas #NoALaViolencia y #NoALaDiscriminacion.

La concejal ha publicado un audio donde se escuchan los improperios que tuvo que soportar su hija ante los «silencios cómplices», por lo que siente «impotencia, rabia y pena». El silencio nos hace cómplices. «Si justificamos estas actitudes, ¿lo siguiente qué es? ¿Agresión física? Pongamos todos de nuestra parte para que no ocurra esto. No debemos considerar estas actitudes normales y justificadas», añade la madre.

El Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial también ha lamentado y censurado los ataques verbales por la colegiada y ha recalcado que considera «intolerable» cualquier «tipo de violencia, incluida la verbal, hacia una mujer que está desarrollando su trabajo, y con la que el Consistorio se solidariza». Por ello, advierten en un comunicado de que estos hechos son «especialmente tristes en una actividad lúdica, como es el fútbol, practicada por jóvenes».

El consistorio ha anunciado que pedirá al club de la localidad que tome las medidas necesarias para que estos hechos no vuelvan a repetirse y recuerda que el próximo lunes se conmemora el Día Mundial contra la Violencia Machista, una violencia «hay que erradicar de cualquier situación y por supuesto del deporte».

Por su parte, la federación madrileña condena «los episodios de violencia tanto física como verbal que se producen en los campos de fútbol» y su junta directiva «se solidariza con las víctimas de estos actos vandálicos y pide a todos los estamentos del fútbol madrileño un esfuerzo por erradicarlos». Para lograrlo, la RFFM anuncia que va a preparar «una propuesta que presentará ante los órganos federativos competentes para endurecer las sanciones contra aquellos que no saben convivir en una sociedad en la que debe imperar la educación, la deportividad y el respeto».

Qué podría haber hecho la árbitro

«Agresiones como esta se dan por desgracia todas las semanas y a todos los niveles. La violencia está presente todavía en el fútbol en un porcentaje muy alto en comparación con otras actividades», denuncia el antiguo árbitro Antonio Gea, presidente de la Asociación Española de Árbitros, que reúne a profesionales de todas las disciplinas deportivas al margen de las federaciones. Se creó a partir de la cuenta de Twitter Sindicato de Árbitros «para velar por la integridad física y moral» de los árbitros y para profesionalizar al sector.

«Es muy lamentable y en muchos casos son mujeres las que insultan a las propias mujeres», constata Gea, que recuerda que incluso se ha llegado a la agresión física. En abril de 2018, durante su primera campaña en la división de plata del fútbol español, la pionera del arbitraje femenino español Guadalupe Porras sufrió un modedazo en el Heliodoro Rodríguez López de Tenerife en un partido de Segunda División.

¿Qué podría haber hecho la árbitra para defenderse? «Lo primero que se recomienda es intentar evadirse de la situación para poder continuar el partido, pero cuando la situación interfiere o el árbitro ve menoscabada su integridad o prevé que pueda producirse, puede comunicar a los delegados de los dos equipos o al de delegado de campo que se para el partido hasta que llegue la fuerza pública o incluso, que suspenderlo», recuerda Gea. En 2016, una árbitra de Segunda División regional catalana paró un partido cuando la mandaron «a fregar».

Lo que no puede un árbitro es expulsar al público: «Es el juez de campo el que, a la luz del acta, puede ordenar que se reanude a puerta cerrada». Sí pueden hacerlo, en cambio, los organizadores de los partidos, subraya el presidente de la asociación, que recuerda que en encuentros de este tipo tanto los jugadores como los jueces de línea y los árbitros son menores de edad, lo que añade un plus de gravedad a la situación.

En su opinión, el equipo local «debería haber actuado» para impedir esta situación, hablar hablado con los alborotadores para pedirles que pararan o incluso echarlos de las instalaciones o llamar a la policía.

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