EE UU cierra parte de la frontera con Tijuana tras el intento de cruzarla de un centenar de migrantes

Un centenar de centroamericanos de la caravana migrante, según los cálculos de la prensa local y de varios testigos, ha intentado saltar este domingo la valla fronteriza que separa a México de Estados Unidos a la altura de Tijuana. Después de una marcha convocada por los migrantes, que permanecen instalados en albergues desde hace dos semanas en la ciudad fronteriza, un grupo importante de ellos —incluidos mujeres y niños— se separó de la multitud, y, en medio de empujones, logró sortear a la policía local y acercarse al muro. La patrulla fronteriza estadounidenserepelió al grupo desde el otro lado con gases lacrimógenos y balas de goma, según ha explicado un testigo a este periódico. Estados Unidos ha ordenado el cierre de la garita más transitada de la frontera, San Ysidro, por donde cada día cruzan más de 70.000 vehículos. Los otros pasos fronterizos de la zona, Otay y Tecate, permanecían este domingo abiertos.

El secretario de Gobernación (Interior) mexicano, Alfonso Navarrete, ha manifestado que «algunos grupos trataron de manera violenta e intempestiva ingresar por diversos medios y lugares a territorio estadounidense». Y ha añadido que con los detenidos «se va a actuar y a proceder con la deportación». «Estas personas lejos de ayudar a la caravana, la afectan», remató. Uno de los migrantes, Brian Okely Núñez, hondureño cuenta a este diario lo que sucedió después de que intentaron replegarse y señala que hay un grupo detenido: «Nosotros ya íbamos para el albergue y ellos nos acorralaron y corrimos, pero unos policías que nos dijeron que íbamos al albergue nos trajeron a la Policía Municipal para encerrarnos».

En la mañana de este domingo, cientos de migrantes participaban en la manifestación que inició alrededor de las 9.30 (hora local) desde el albergue Benito Juárez, en el que conviven unos 5.000 centroamericanos de las diferentes caravanas que han estado llegando en las últimas semanas. En la marcha, los migrantes improvisaron pancartas con mantas en las que dibujaron las banderas de México, Honduras y Estados Unidos, otros escribieron lemas como: «Todos somos hermanos», «Gracias, México, por albergar a nuestros hijos», «Trump, no somos tus enemigos».

En un momento de la protesta, un grupo de ellos rompió filas desde el puente peatonal de El Chaparral, situado a por lo menos tres kilómetros de distancia de Estados Unidos, y corrió hacia el canal del río Tijuana, un punto muy cercano a la garita de San Ysidro, tomando por sorpresa a los agentes federales. «Lo que hacemos es entretener. En otro punto hay otro grupo intentando cruzar», comentaba uno de los migrantes que pretendieron cruzar el muro a Milenio.

Algunos helicópteros estadounidenses seguían desde temprano los movimientos del albergue, localizado muy cerca de una valla que separa a Tijuana de San Diego, California. Y detrás del muro se observó el amplio despliegue de la patrulla fronteriza dispuesta a evitar que el grupo lograra cruzar. El presidente estadounidense había advertido que usarían fuerza «letal» sobre quienes trataran de cruzar de manera ilegal y por la fuerza. La estrecha vigilancia es parte del dispositivo de seguridad ordenado por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien acusa a los centroamericanos de pretender «invadir» Estados Unidos después de cruzar México en una gigantesca caravana.

La paciencia de los centroamericanos, en su gran mayoría hondureños, llega a su límite con este hecho insólito, al darse cuenta de que podrían pasar meses para que puedan cruzar la frontera para solicitar refugio. La mayoría de los migrantes, tras la represión policial estadounidense, se ha replegado y ha comenzado a abandonar la zona. «La gente estaba descontrolada, había muchas mujeres y niños», cuenta José Hernández, un migrante hondureño que participó en la manifestación.

Además de los 5.000 migrantes que ya han llegado a la ciudad, se calcula que puedan sumar 9.000 personas en los próximos días, de acuerdo con la mayoría de las estimaciones. La llegada masiva de centroamericanos ha dividido opiniones en la ciudad fronteriza. La semana pasada, unas 300 personas marchaban por las calles de Tijuana rechazando la acogida de los centroamericanos, con lemas xenófobos, apoyados, en parte por su alcalde, Juan Manuel Gastélum, que había calificado a los migrantes de “bola de vagos y mariguanos”, aunque después matizó sus declaraciones.

«No permitiré que nuestra relación bilateral sea fracturada por el mal hacer de la caravana migrante, están haciendo las cosas fuera de la ley», ha señalado Gastélum, en respuesta a las imágenes que se han producido en la frontera. «Sería inteligente si México detuviera las caravanas antes de que llegaran a la frontera o si los países de los que salen no los dejaran formarse», ha reclamado este domingo Trump en su cuenta de Twitter.

La Administración de Andrés Manuel López Obrador, que asume el poder en México el próximo 1 de diciembre, negocia un plan migratorio con sus próximos homólogos estadounidenses para gestionar la crisis migratoria e incentivar las inversiones en el sur de México y aumente las ayudas para Centroamérica.