Mercedes Milá, éxito, amores y dolorosas despedidas
O la quieres o la odias. Mercedes Milá no deja indiferente a nadie porque es distinta. Ella misma, para bien y para mal. A veces histriónica, a veces genial. A veces desbordante, a veces al límite de sus fuerzas. Así ha sido la vida profesional y personal de una de las mujeres que ha marcado hitos en la televisión española. Hace más de 30 años que su rostro se convirtió en sinónimo de gancho de audiencias. La primera vez que ocurrió lo hizo compartiendo pantalla con Isabel Tenaille en un programa de entrevistas que se bautizó Dos por dos. Ahí, una joven Milá ya dibujó el carácter irreverente que marcaría su forma de acercarse a los personajes para destripar sus secretos y, a veces, sacarles de quicio. Así ocurrió en 1993 en Queremos saber, otro de los programas que condujo la periodista, con el escritor Francisco Umbral que en pleno debate sobre si la época de oro de Felipe González estaba de capa caída, soltó aquella frase que se ha convertido en deje popular: «Yo he venido aquí a hablar de mi libro», harto de hablar de política y sin haber colado su nueva publicación cuando el programa estaba ya a punto de acabar.
Milá ha diseccionado a cantantes, actores, políticos, escritores, deportistas… y mientras lo hacía dejaba ver también algo de lo que era ella misma. Y en el 2000 llegó Gran Hermano y el asombro para la audiencia de verla en un reality ejerciendo de jefa de pista de una fauna que nadie entendía, porque el formato de ver a unos desconocidos encerrados en una casa era totalmente nuevo.
Si los espectadores sintieron asombro entonces, más lo causó que la periodista se rebajara, a juicio de algunos, a presentar un programa que poco tenía que ver con su trayectoria profesional. Ella dijo que tenía que pagar la hipoteca, consiguió vender el discurso del gran espectáculo sociológico que representaba el programa y comenzó a transformarse en la mujer espectáculo que en el fondo siempre había sido. Desde que dejó atrás esa etapa en 2015 su perfil es más bajo frente a las cámaras pero su vida personal continúa tan viva como siempre. En febrero de este año presentó su nuevo proyecto, Scott y Milá, con Movistar.
Scott es su perro y también su compañero en una propuesta atípica e íntima que consiste en contar lo que ella ve y siente después de que confesara que se desmoronó. Ella lo anunció como su «renacer» y la cadena afirmó que no buscaba una periodista sino a Mercedes Milá, el personaje. Su caída en la depresión tuvo que ver con el ritmo de trabajo que se autoimpuso o que le impusieron y con sus pérdidas amorosas. Hasta ahora eran ausencias físicas, pero sus amores estaban ahí, como amigos. Desde este sábado incluye una partida definitiva, la del productor de cine, televisión y teatro José Sámano, que fue su pareja durante más de dos décadas y falleció el sábado a los 76 años. «Ha sido una muerte tristísima y totalmente inesperada. Me enteré de todo ayer, de que estaba muy grave… Habíamos hablado relativamente hace poco tiempo… me estuvo contando que estaba enfermo, pero para nada pensar que podía morirse tan rápido y de esta manera tan dura. Estoy muy triste», dijo Milá aEuropa Press este domingo durante su funeral.
Las confesiones sobre la depresión que le llevó a apartarse de Gran Hermano llegaron a mediados de 2018. Primero fue en una entrevista con Jordi Évole en Salvados y después en las revistas que quisieron hacerse eco de sus palabras. Milá explicó que cayó en la «pesadilla de la depresión por un desamor». Después de separarse de José Sámano, la periodista empezó una relación con el empresario Carlos Castillo, 16 años menor que ella. Aquello duró cuatro años, él se marchó y ella llegó a la década de los 50. «Entré en barrena», explicó Milá con el desparpajo que la caracteriza. Se volcó en el trabajo. «Fue una liberación empezar el reality,. Allí empezó una recuperación larga y horrorosa», contó a la revista Semana tres años después.
Según su propia confesión empezó a sentir miedos que nunca había experimentado. Se fue a vivir con su madre, que también murió este verano, y logró salir de aquel momento tan duro y doloroso gracias a la ayuda médica, a los fármacos, la lectura, el yoga y la meditación. «Hablo con los muertos todo el rato», dijo animada cuando presentó el programa que marcaba su regreso a televisión. «Los muertos no hablan, sólo escuchan y te dan fuerzas y energía, lo que necesitas. Sobre todo cuándo has pasado una depresión y has conocido aquel agujero negro».
Mercedes Milá se ha enfrentado en pocos meses a dos pérdidas importantes en su vida: su madre, Mercedes Mencos, que murió hace apenas dos meses, y ahora José Sámano, uno de los grandes amores de su vida. Un hombre con quien nunca llegó a casarse pero que durante más de 20 años fue lo que para ella era el concepto de marido. «La persona que he escogido para vivir con ella, a ser posible, hasta que la muerte nos separe», según dijo en una antigua entrevista.