Yalitzia Aparicio, la maestra rural que aspira a un histórico Oscar
Originaria de una tierra tosca, Yalitza Aparicio se ha convertido en una imprevista celebridad. La protagonista de Roma ha sumado esta mañana un nuevo hito al ser nominada al Oscar a mejor actriz por su papel como Cleo en la cinta dirigida por Alfonso Cuarón. Este logro profundiza la drástica transformación que ha sufrido en pocos meses la vida de esta maestra rural nacida en el Estado de Oaxaca. Aparicio, que nunca antes se había parado frente a una cámara de cine, compite en la categoría femenina más anhelada junto a Glenn Close, Olivia Coleman, Lady Gaga y Melissa McCarthy. Es la primera ocasión desde 2002 que una mexicana aparece en la categoría, cuando Salma Hayek fue nominada por Frida.
Hace tres años, sobre Aparicio pendía la temible espada que amenaza la mayoría de las vidas de Tlaxiaco, un municipio de 40.000 personas donde cuatro de cada diez casas no tienen drenaje. La pobreza y las carencias restringen la existencia de cientos de jóvenes, que no pueden romper un ciclo inevitable. A inicios de 2019, el alcalde de Tlaxiaco fue asesinado minutos después de haber jurado el cargo. La violencia no es una desconocida para la familia Aparicio Martínez. La madre de Yalitza, Margarita, es una indígena triqui originaria de San Juan Copala, una etnia rota por los acerados odios entre sus grupos políticos que han llevado a contar por decenas los homicidios en la comunidad.
Yalitzia y sus tres hermanos viven en Campo de aviación, una colonia de Tlaxiaco nacida sobre una pista clandestina de aterrizaje en esta región de indígenas mixtecos. Yalitzia, de 26 años, ayudaba hace no mucho a su familia a hacer piñatas en su tiempo libre, después de dar clases a niños de preescolar en un colegio llamado México.
Los conflictos sindicales de la Sección 22, un belicoso grupo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), dejaron a Yalitza sin opciones tras haber cursado la licenciatura para convertirse en profesora de preescolar en una escuela normal de Putla Villa de Guerrero. Aparicio volvió a su municipio porque no pudo hallar una plaza en otra escuela.
Todo cambió cuando Edith, la mayor de los hermanos Aparicio Martínez, soñó con desafiar su destino. Ella era la más extrovertida. Por ello se sintió capaz de responder al llamado que oyó hace un par de años en boca del encargado de la Casa de la Cultura local. “Morenita, ven a un casting porque quieren actrices para una película”, le dijeron. Yalitza acompañó a su hermana mayor. En las dos había desconfianza y miedo. Pensaban que detrás del ofrecimiento podría haber un secuestro o una red de tráfico de mujeres, confesó Edith al diario El Universal.
Lo que hallaron fue a Luis Rosales y su equipo de casting, quienes trabajaban para un proyecto tratado con recelo. Yalitza pasó el primer filtro y para la segunda etapa, que la llevaría al centro del país, al Estado de México, le pidieron que la acompañara alguna amiga con la que pudiera hablar mixteco. Esa amistad es Nancy García, quien interpreta a Adela en la ficción de Netflix. Marina de Tavira, otra de las protagonistas de Roma, también fue nominada a mejor actriz de reparto.
Cuando finalmente le dijeron que iba a trabajar con Alfonso Cuarón, Yalitza Aparicio tuvo que buscar el nombre y las fotografías en la Red. Ella se sintió engañada al ver al oscarizado director por primera vez. La flaca figura que tenía ante si no correspondía a lo que había arrojado la búsqueda en Internet. “Vámonos de aquí porque nos están engañando”, dijo Aparicio a su madre, Margarita. Pero era demasiado tarde. Cuarón ya había visto en ella la encarnación de Liboria Rodríguez, la nana que lo había cuidado en su casa de la calle Tepeji desde el verano de 1962. Allí comenzó a escribirse una historia que tendrá un nuevo capítulo el 24 de febrero en la gala más glamorosa de Hollywood.