Los retos de América Latina

La recuperación del crecimiento en América Latina vuelve a posponerse, esta vez por la conjunción de factores globales y locales. Tres motivos hacen ahora menos favorable el entorno internacional para América Latina. En primer lugar, vemos una desaceleración del crecimiento mundial, especialmente en las economías desarrolladas, al hilo de un fuerte ajuste del comercio internacional. Segundo, han aumentado las tensiones en los mercados financieros internacionales, y esto solo ha sido compensado en parte por bancos centrales más cautos y pacientes en los países desarrollados, especialmente la Reserva Federal y el Banco Central Europeo. Por último, la perspectiva de precios algo menos altos de las materias primas —particularmente el petróleo— también representa un viento de cara para la región.

A estos elementos se unen factores internos que han contribuido al retraso de la recuperación en América Latina: un crecimiento menor al anticipado en los últimos meses en Argentina, Chile y Paraguay; un impacto mayor del ajuste de políticas económicas en Argentina; y el impacto de una menor inversión y mayor incertidumbre sobre la reforma tributaria en Colombia.

De esta forma, en BBVA Research anticipamos que, tras un modesto avance del PIB del 1,6% en 2018, América Latina en su conjunto crecerá el 2,1% en 2019 y el 2,4% en 2020. Esto significa una revisión a la baja de nuestras previsiones de 0,3 y 0,2 puntos porcentuales respectivamente, respecto a tres meses atrás. Además, las revisiones a la baja afectan al crecimiento de todos los países latinoamericanos. Más importante aún, a pesar de la recuperación, estas cifras indican que la región no exhibirá en el futuro próximo un crecimiento tan robusto como el de hace algunos años, en buena medida porque las reformas para estimular la productividad han sido escasas e insuficientes para compensar los menores precios de las materias primas.

¿Podrán contribuir las políticas económicas al aumento de la demanda? El espacio para políticas fiscales expansivas es limitado, en algunos casos por elevados niveles de deuda y, en otros, por la necesidad de cumplir con las reglas fiscales, so pena de minar su credibilidad. Por ello, en muchos casos será inevitable que la política fiscal constituya un lastre para la demanda agregada. Sin embargo, América Latina seguirá beneficiándose de políticas monetarias laxas, salvo Argentina y México. Con todo, el aumento de la actividad hacia niveles más cercanos al potencial hará que los bancos centrales en América Latina vayan eliminando gradualmente los estímulos monetarios en los próximos años.

En definitiva, si bien se vislumbra un mayor crecimiento en la región, sigue siendo modesto para pensar en retomar la convergencia de renta per cápita con las economías desarrolladas.

Juan Ruiz, de BBVA Research