“Los feminicidios y la legalización del aborto son emergencias nacionales en México”

Cuando la actriz mexicana Ilse Salas (Las niñas bien, Museo, Güeros) escribió su reseña sobre Apegos feroces de Vivian Gornick para La pluma abominable no solo comentó la obra, sino que —a través de su experiencia— logró un ácido análisis de la sociedad en que vivimos. Paseaba por la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con su hijo. El pequeño insistía en estar más tiempo en la sección infantil y ella tuvo que pararse ante su propio crío para defender su espacio personal y visitar, en este caso, las demás editoriales. Fue entonces cuando encontró la obra de la autora estadounidense: “Vivian reconoce muy pronto que el papel de víctima de su madre, perfectamente bordado y ávido de sacrificios y sufrimiento, no amerita una medalla”, escribió después.

Fue la primera publicación de La pluma abominable, una revista digital sobre arte hecho y reseñado por mujeres fundada el pasado mes de febrero. “La idea era construir un espacio en el que creadoras y consumidoras de cultura pudiéramos sentirnos seguras, como en la calle, cuando decidimos caminar solas. Queremos no necesitar la validación de nadie”, afirma la escritora y cofundadora Luisa Reyes (Ciudad de México, 1979), autora de Arde Josefina (2017).

México es un país de todo menos sencillo para una mujer. Solo en 2018 se registraron 3.580 feminicidios, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, mientras España cerró el mismo año con 47 mujeres asesinadas. Las víctimas son 76 veces más, mientras que la población es el triple. “La violencia podría resumir todo el problema”, reflexiona Irma L. Uribe (Ciudad de México, 1984). “[El fin de los] feminicidios y [la legalización del] abortos son emergencias nacionales, por los abortos caseros, los partos infantiles y porque nos matan en las calles. Ahí queda más que clara la desigualdad que hay entre hombres y mujeres”, explica Reyes. “Se están muriendo. Nos estamos muriendo”, remacha su socia.

La idea de La pluma abominable surgió como un propósito de Año Nuevo y a través de un grupo de WhatsApp, explica Uribe, quien se encuentra también al frente de la editorial infantil Ate con Queso. Querían leer y ver obras de mujeres, porque sentían que no se estaban escuchando las unas a las otras: no sabían qué creaban las demás. Desde entonces, y con el objetivo de publicar de dos a tres artículos semanales, cada una de las colaboradoras de la plataforma (escritoras, actrices, fotógrafas, curadoras…) relata con mayor o menor grado de intimidad las reflexiones que envuelven una determinada obra hecha por una mujer.

De mujeres, por, para, hacia, sobre, entre… prácticamente todas las preposiciones sirven para definir el proyecto. Cosmopolitan, Elle, Harper’s Bazaar, Vogue, Glamour, por citar solo algunas de las tradicionales revistas de moda y belleza orientadas a un público mayoritariamente femenino, se encuentran con un nuevo rival (aunque no fuera concebida en este sentido), que en pleno siglo XXI aún puede ser considerado vanguardista. “El hecho es que tenemos que hacer una revista de cultura hecha por mujeres como si no fuéramos la mitad de la sociedad. Desde el planteamiento estamos poniendo de relieve el problema de igualdad”, subraya Reyes.

Un país machista

Ambas coinciden en que México es un país machista y en que el Gobierno de López Obrador no tiene una agenda feminista suficientemente poderosa que trate estas “emergencias nacionales”. No obstante, hay espacio para la esperanza. “Lo hemos visto durante el último año, las mujeres nos estamos movilizando y estamos alcanzando nuevos lugares. Si el Gobierno no lo hace, lo van a hacer los grupos de presión”, asegura Reyes, también editora de Sicomoro Ediciones.

Aunque la grave violencia que se ejerce contra la mujer en México acapara la mayoría de reclamaciones, también hay espacio para la lucha por la equidad laboral. “Cuando me convertí en mamá y empecé a pelear por los días de licencia por maternidad, me di cuenta de que esto estaba fatal. Y me da coraje no haberme dado cuenta de lo mal que estaba hasta que lo viví”, confiesa Uribe. “A los hombres no les gusta tener jefas”, añade su compañera. “Creo que hay machismo en los roles y no importa qué tan progre te sientas, seguimos teniendo las mujeres la carga de la casa y los hombres la de la manutención”, remacha Reyes.

Además de un espacio para compartir —por lo que se mantendrá por el momento como un formato digital, abierto a todas aquellas mujeres que quieran colaborar y con la aspiración de que se convierta en un referente hispano, está pensando como una válvula de escape, una plataforma de evasión. ¿Tienen cabida los hombres? “Creo que los que se sientan excluidos de este proyecto tienen que revisar su masculinidad, pensarlo mejor; podemos hablar felices del tema”, asegura sonriente Reyes.