Los 45 minutos clave en el asesinato de Dana Leonte

La tarde del 12 de junio Dana Leonte se encontró con que alguien había forzado la cochera situada en los bajos de la vivienda que compartía con su pareja, Sergio Ruiz, en la localidad malagueña de Arenas. Eso le preocupó. Tras el aviso, una patrulla de la Guardia Civil acudió al domicilio a hacer las comprobaciones. A las 19.15, los agentes se marcharon. A las 20.00, Sergio pasó por el bar Alhambra para pedir un café. Son los 45 minutos clave en la investigación del asesinato de la mujer rumana. La Guardia Civil cree que en ese periodo “pudo matar o malherir” a su novia golpeándola en la cabeza con un palo de madera. Y que tras volver del bar restaurante, la envolvió en un edredón, la arrastró por las escaleras y la metió en su Mitsubishi. Entonces la trasladó, “bien para ocultarla porque ya la había matado, bien para matarla y ocultarla” si no había fallecido por el primer golpe. Como muy tarde, retornó a casa a las 22.40. Aún no se sabe dónde escondió el cuerpo.

Son los hechos que reflejan el auto de ingreso en prisión dictado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Vélez-Málaga contra Ruiz. El hallazgo de un hueso de Leonte hace unos días aceleró la detención de su novio, del que los investigadores sospechaban desde la desaparición de Leonte en junio pasado. Fechado el pasado 28 de septiembre, este documento, adelantado este miércoles por la Cadena SER, decretó el envío a la cárcel de manera provisional y sin fianza de Ruiz al imputarle un presunto delito de homicidio y ante la existencia de riesgo de fuga y ocultación de pruebas. También le retiró la patria potestad sobre la hija de ambos, Lucía, de 10 meses, que permanece con sus familiares, aunque la familia de Leonte pide que se le otorgue la custodia.

El Gobierno confirmó este miércoles que Dana Leonte es la víctima número 46 de la violencia de género en España en lo que va de año y la 1.021 desde que comenzó el registro de los asesinatos machistas en 2003. Leonte, de 31 años, no había denunciado a su pareja por malos tratos, pero sí consta una denuncia por coacciones. Es la cuarta mujer asesinada por su pareja o expareja en la provincia malagueña en 2019.

El acusado se puede enfrentar por los hechos a penas superiores a los 10 años de prisión, aunque siempre ha dicho que es inocente. Lo hizo en su declaración ante la jueza el pasado sábado, según explicó a última hora de aquella tarde su abogado, Juan José Moreno, que insiste en su puesta en libertad. También lo sostuvo cuando dos semanas después de la desaparición de Leonte, la Guardia Civil registró la casa de la pareja y lo sometió a un interrogatorio. Fue el 26 de junio. Cansado tras horas de preguntas hasta la madrugada, a la mañana siguiente salió de casa camino al trabajo enfadado. “Estuve con cuatro tíos en una habitación obligándome a confesar. Pero no me van a intimidar, porque yo no he sido. Estoy muy tranquilo”, aseguraba entonces.

La Guardia Civil ha buscado los restos de Leonte por los alrededores de la vivienda de ambos y también al sur de Arenas, en el entorno del Castillo de Bentomiz, una vieja fortaleza del siglo XI. Lo ha hecho con especialistas de montaña, motos de trial, helicópteros y drones. Sin embargo, fue el perro de un vecino de la zona el que encontró un resto óseo el pasado 21 de septiembre, lo que aceleró la detención del hombre de 37 años. Denominado Casa Córdoba y ubicado junto al río Rubite, a 5,7 kilómetros y 22 minutos del domicilio que compartía la pareja, es el mismo sitio donde el repetidor ubica en la madrugada del 15 al 16 de junio el móvil de Ruiz. Los mismos datos indican que él siempre apagaba su teléfono por las noches. Menos aquella. Las pruebas de ADN han confirmado que el hueso es un fémur fracturado perteneciente a la mujer asesinada.

Mensajes como coartada

Él siempre fue el principal sospechoso, por la sobreactuación ante la prensa, las incongruencias en su declaración sobre lo sucedido a familiares, amigos y agentes y, también, por la geolocalización de su teléfono. Es lo que ha permitido saber que los mensajes de WhatsApp que supuestamente le había enviado Leonte diciendo que tenía miedo de una supuesta mafia a la que debía dinero y que podría estar camino de Rumanía se los había mandado él mismo desde el terminal de la mujer. El repetidor ha dejado claro que ambos móviles se encontraban juntos, por lo que todos los textos los escribió él “como coartada para decir a la policía que ella había enviado los mensajes”.

Las pistas halladas en la casa han sido también definitivas. Cuando los expertos del laboratorio de criminalística de la Guardia Civil registraron por primera vez la vivienda en junio, detectaron un “fuerte olor a productos de limpieza”. Eran lejía y aguarrás, con los que Sergio limpió el domicilio “para eliminar restos de sangre y no dejar rastro”. Los agentes registraron de nuevo la casa tras la detención de Sergio la semana pasada y con la ayuda de un perro experto detectaron restos biológicos, “de color rojizo”, en el palo de madera y en otros objetos, lugares y prendas del domicilio familiar. “Los análisis realizados dan positivo a sangre” y todo apunta a que es de Leonte, según el auto judicial. El juzgado de instrucción ha pasado el caso al de Violencia sobre la Mujer de Vélez-Málaga, donde Ruiz deberá declarar de nuevo. Entonces se decidirá si sigue o no en prisión.