El año más frustrante para Serena Williams

Serena Williams ha sido educada para ganar y sus lesiones y sus nervios le están pasando factura en la pista y fuera de ella. A pesar de sus múltiples triunfos, de estar a las puertas de hacer historia en el tenis femenino, de vivir como la estrella que ha llegado a ser, de estar casada con Alexis Ohanian –uno de los gurús de las redes sociales– y de tener con él una niña de un año que les ha llenado de felicidad, la tenista pasa por uno de sus años más erráticos y no oculta la desazón que le produce.

El pasado 11 de agosto la tenista llegó a la final del torneo de Toronto frente a Bianca Andreescu, número 27 del mundo, pero a los 19 minutos de partido y cuando perdía 1-3, se retiró lesionada y se derrumbó ante una pista abarrotada de aficionados que habían acudido a presenciar un partido que se auguraba sencillo para ella. Williams se rompió y sentada cabizbaja, lloró frente a todos. Su contrincante se acercó a consolarla, la abrazó y le declaró su admiración con palabras que no dejaban lugar a la duda: “He seguido toda tu carrera, eres una puta bestia”, le dijo Andreescu. Pero Serena no fue capaz de recomponerse ni cuando cogió el micrófono para disculparse ante el público: “Estoy muy triste de retirarme porque este es uno de los torneos que adoro jugar”, afirmó enjugándose las lágrimas. “Lo intenté todo para estar preparada para jugar, y tenía esperanzas después de mis entrenamientos, pero mi espalda aún no está bien”.

Esa vez fue la espalda pero a lo largo de la primavera su rodilla izquierda la obligó a retirarse de tres torneos, y la derrota en la final de Wimbledon en julio —perdió frente a Simona Halep en solo 56 minutos— aún pesa en su memoria. Después de su embarazo y de las complicaciones que la pusieron al borde de la muerte —sufrió una embolia pulmonar— volvió a jugar solo para alcanzar el Olimpo de 24 victorias en Grand Slams que ostenta la australiana Margaret Court. Pero a ella se le escapa.

A poco más de un mes de cumplir 38 años, la presión autoimpuesta para conseguir el récord se vuelve contra la deportista. Los nervios y su tendencia al drama —también a la reivindicación feminista— le han hecho cometer errores como las duras palabras que dirigió al árbitro durante la final del último US Open: “¡Eres un mentiroso y un ladrón! ¡Es porque soy mujer y lo sabes!”, le increpó cuando la sancionó por comunicarse con su banquillo. El próximo sábado se espera a la tenista en la nueva edición de este torneo y ni ella sabe si será capaz de mantener a raya su carácter para que no pese incluso más que sus lesiones.

La capacidad de aguante y el control forja a los campeones en el mundo del deporte y Serena ha demostrado que lo es en numerosas ocasiones. Pero también hay que tener en cuenta que su padre las crió, a ella y a su hermana Venus, para ser triunfadoras en la pista. No vale lo conseguido hasta ahora, no es suficiente ser las dos tenistas negras que más alto han llegado en la historia del tenis. Su progenitor siguió un plan milimétrico para ellas desde que tenían cuatro años y es difícil desembarazarse de esa forma de hacer frente a la vida, aunque él hace ya tiempo que no las dirige. Richard Williams tenía un plan y no se detuvo hasta conseguirlo. Serena también lo tiene y, salvo que el físico le juegue una mala pasada, tampoco habrá nada que la pare hasta romper el récord de Court.

Mientras, su vida familiar parece desarrollarse serena dentro de la gravedad, porque su estado de ánimo en la pista seguro que no se queda en ella por muchas trastadas y sonrisas que le dedique su hija, Alexis Olympia, que nació en septiembre de 2017. El mundo se enteró del embarazo de la tenista a las veinte semanas de gestación, cuando ella misma lo publicó sin querer en la red Snapchat al dar al botón equivocado. La deportista está casada con Alexis Ohanian, uno de los fundadores de Reddit y que se dedica a invertir y asesorar a startups y cuyo patrimonio se calcula superior a los 86 millones de dólares.