Giuliani y Trump: acoso y derribo a una embajadora
La exembajadora de Estados Unidos en Ucrania, Marie Yovanovitch, describió ante los congresistas el pasado 11 de octubre una campaña de desprestigio contra ella orquestada por el círculo más íntimo de Donald Trump. Así se revela en la transcripción, hecha pública este lunes, del interrogatorio ante los legisladores que investigan el impeachment del presidente. Hasta la fecha, los testimonios de los testigos se han llevado a cabo a puerta cerrada, y apenas habían trascendido las copias de las intervenciones iniciales que estos llevaban preparadas. Pero ahora, después de que la Cámara votara la semana pasada una resolución que obliga a los comités implicados a publicar las transcripciones y a empezar a conducir los interrogatorios con luz y taquígrafos, el relato gana en detalles. Este lunes, se han publicado los interrogatorios de Yovanovitch y del exconsejero del Departamento de Estado Michael McKinley. El martes, será el turno de los de dos testigos clave: Kurt Volker, exenviado especial a Ucrania, y Gordon Sondland, embajador ante la Unión Europea.
—¿Se sintió usted amenazada?
—Sí.
Yovanovitch se refiere al propio presidente Trump, a cuya Administración representaba en el país exsoviético. En una conversación telefónica el 25 de julio con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, Donald Trump le pide el “favor” de que investigue ciertas actividades en el país de sus rivales demócratas. Esa llamada, que trascendió gracias a la denuncia de un informante anónimo, es la que llevó a los demócratas a iniciar el proceso de impeachment. En ella, el presidente Trump habla con su homólogo sobre Yovanovitch, a quien se refiere como “mala noticia” y de quien dice que “le van a pasar algunas cosas”.
—Aquello me impactó. Me sorprendió mucho que, en primer lugar, yo apareciera repetidamente en una conversación telefónica, pero, en segundo lugar, que el presidente hablar de mí o de cualquier embajador de esa manera a una contraparte extranjera.
—¿Qué entendió que quería decir?
—No sabía lo que quería decir, Estaba muy preocupada. Todavía lo estoy.
Para entonces la embajadora ya había sido llamada de vuelta a Estados Unidos. Llevaba tiempo, explicó, sabiéndose en el punto de mira del presidente y de su abogado personal, Rudy Giuliani, que lideró esa suerte de canal diplomático paralelo que se estableció para Ucrania, del que han hablado numerosos testigos. Lo llamativo es que Yovanovitch se enteró, asegura, por oficiales ucranios.
—¿Cuándo supo por primera vez que Giuliani tenía algún interés o se estaba comunicando con alguien en Ucrania?
—Probablemente en noviembre o diciembre de 2018.
—Describa las circunstancias sobre cómo se enteró.
—Básicamente fue gente en el Gobierno ucranio la que me dijo que [Yuriy] Lutsenko, el exfiscal general, estaba en comunicación con Giuliani y que tenían planes, y que iban, ya sabe, a hacer cosas, incluido a mí.
Más adelante, le preguntan si tuvo más conversaciones con oficiales ucranios sobre Giuliani entre finales de 2018 y mayo de 2019, cuando Yovanovitch se fue. “Creo que fue en febrero”, asegura. “Uno de los altos cargos ucranios estaba muy preocupado y me dijo que necesitaba cubrirme las espaldas”.
La transcripción del interrogatorio, nueve horas plasmadas en 317 páginas, no aporta explosivas novedades respecto a lo que trascendió tras su testimonio. Pero sí añade jugosos detalles sobre la supuesta campaña que acaba con el despido de la prestigiosa diplomática, con cuatro décadas de experiencia, para despejar el camino al empeño de Giuliani de investigar unas alegaciones de corrupción infundadas contra el exvicepresidente Joe Biden, uno de los favoritos a enfrentarse a Trump en las presidenciales de 2020, y su hijo Hunter, que estaba en el consejo de una gran compañía ucrania de gas.
La embajadora aseguró que conocía el empeño de Giuliani por “encontrar cosas que pudieran perjudicar la carrera presidencial” de Biden. E implicó al exalcalde de Nueva York y a dos empresarios relacionados con él, Lev Parnas e Igor Fruman, acusados en EE UU de financiación ilegal de campaña, de formar parte de la campaña para acabar con ella. “Necesitaban un embajador mejor para facilitar sus negocios allí”, dijo Yovanovitch.
En abril, Yovanovitch recibió una llamada hacia la una de la madrugada. Era Carol Perez, diplomática estadounidense, quien le decía que tenía que regresar inmediatamente. “Tienes que venir en el siguiente avión”, le dijo. Ella lo consultó con Donald Sondland, embajador ante la UE, y este le sugirió que, si no quería irse, tenía que “tuitear que apoyaba al presidente”. “Fue un consejo que yo no veía cómo podía implementar en mi cargo de embajadora”, explicó.