Del “imbécil” de Pérez-Reverte al “Q estudie un poco” de Hernando

La petición de disculpas por los abusos de la conquista que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho llegar al Rey de España, Felipe VI, ha generado la respuesta de diversas figuras públicas en ambos países. Uno de los más contundentes ha sido el escritor Arturo Pérez-Reverte. “Si este individuo se cree de verdad lo que dice, es un imbécil. Si no se lo cree, es un sinvergüenza”, ha escrito en un tuit esta madrugada el miembro de la RAE.

El escritor ha vuelto a pronunciarse esta mañana sobre la conquista, esta vez de una manera más genérica: «Acaba uno harto de que la historia de España, con tantas luces y sombras como la de cualquier otro país, se haya convertido en el tiro al blanco de todos los demagogos».

“Es una tontería que va a seguir, pero de ahí a que el Gobierno de España le vaya a pedir perdón a México es una sandez”, ha opinado Diego Fernández de Cevallos, candidato a la presidencia de México en 1994, en Milenio Televisión. “Es como si nosotros le pidiéramos al presidente de México que le pida a Trump que se disculpe porque nos robaron medio territorio”, ha comparado Fernández.

#AMLO exigió al gobierno español disculparse con México por la #Conquista, ¿pero de verdad fue buena idea?

«Es una tontería que va a seguir, pero que España le pida perdón a México es una sandez»: Diego Fernández de Cevallos

La opinión del #JefeDiego con @puigcarlospic.twitter.com/REXA5dSoCa

— Milenio.com (@Milenio) March 26, 2019

Ifigenia Martínez, una histórica dirigente de la izquierda mexicana, se rió de la petición de López Obrador al ser preguntada. “Desde el punto de vista de la historia ahí está viva la cicatriz, pero ya no tiene remedio. Ya nosotros superamos esa etapa y a mucho orgullo. No cabe la disculpa”, ha zanjado la luchadora social.

Sobre la cuestión también ha bromeado la actriz Anabel Alonso. «¡Pues que empiecen los romanos!», ha exclamado la española.

Cuatro historiadores de México y España han descrito a EL PAÍS los argumentos del mandatario: «Es una distorsión de los procesos». Desde España, los académicos señalan lo ridículo de la carta. Desde México, más cautos, tratan de explicar el episodio a partir de la educación del mandatario.