Por qué la música es tan importante en nuestra vida

Ya la alfarería está llegando a un nivel de perfección muy importante. Y en quinto de alfarería ya empiezan a darte Historia de la alfarería en China, Historia de la alfarería en Ucrania, la alfarería en Mordor y los horcos de la alfarería, la acústica de la alfarería, la estética de la alfarería, la historia de la alfarería de todo el mundo. Y te vuelves a plantear: “Bueno, a ver, esto me ocupa mucho tiempo, y es que me gusta un montón. ¿Por qué no me voy a dedicar?”. Y vuelves a hacer la pregunta en tu casa, y ya la colleja que te dan es fina, fina, fina. Anda, anda, anda, y dedícate a lo tuyo, que es enseñar, y deja ya la alfarería, que la alfarería solo te va a provocar hambre en la vida. ¿Qué pasa? Que abandonas. Abandonas la alfarería. Por mucho que te guste, la dejas. ¿Qué pasa con un niño de siete años que empieza a estudiar música? Pues que al principio es un juego, un par de tardes por semana. En mi época, no era un juego. El primer año era lectura musical a palo seco, sin tocar el instrumento. Al instrumento no te podías ni acercar. Era un año: “Do, mi, fa, sol, la, si, la, si, do, re, do, si, si, si, sol, la, fa, sol, mi, si”. La fosa común de las vocaciones musicales. Ahí había una criba. El 90 por ciento de la gente abandonaba en el primer año, porque no había niño que soportara un año leyendo, excepto los que tenían tradición familiar o los que, realmente, estaban muy preparados y tenían muchas ganas de eso, ¿no? Y a los niños les pasa lo mismo. Que conforme va avanzando el conservatorio, la dificultad… Para llegar a tocar un instrumento a nivel profesional en una orquesta, hay que hacer muchas, muchas, muchas horas. Muchas más de las que os podéis imaginar. Yo tenía compañeros cuando estaba en el último año instituto, primero de la facultad, que estudiaban el piano seis horas todos los días. Aparte de estar en las clases, aparte de ganarse la vida. Estamos hablando de que te quedas sin vida por el instrumento. Y, entonces, la mayoría de los niños, muchos de los niños, no lo soportan.