La creciente efervescencia de la situación que se vive en Venezuela ha exacerbado el clima de polarización dentro y fuera del país sudamericano. En ese contexto, se hace necesario reiterar la postura de México en torno a este delicado tema, que no es otra más que la de promover el diálogo franco e inclusivo, como única vía para encontrar una solución democrática y duradera a la crisis en esa hermana nación.
La postura de México se cimienta en su desarrollo histórico y en un acentuado respeto por el derecho internacional. Desde la Independencia, los mexicanos hemos sufrido diversos episodios de intervención extranjera, los cuales produjeron terribles pérdidas humanas y materiales para el país. Estas experiencias ocasionaron que el derecho internacional se convirtiera en una de las piezas centrales en la formulación de la política exterior mexicana, sobre la idea de buscar normas claras y justas para regular las relaciones entre Estados.
Esto nos llevó a consagrar (a través de las reformas constitucionales de 1988 y 2011) los principios de política exterior en la fracción X del artículo 89 constitucional, la cual adopta ocho principios fundamentales del derecho internacional y los eleva a la más alta categoría de nuestro marco jurídico nacional, constituyendo un eficaz esquema para determinar el actuar internacional del país. Como resultado, en el caso de Venezuela y frente a cualquier situación, nuestra política nos compromete a respetar la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias, la proscripción de la amenaza y el uso de la fuerza, la igualdad jurídica de los Estados, la cooperación internacional para el desarrollo, la lucha por la paz y la seguridad internacionales, y el respeto, protección y promoción de los derechos humanos. Es en apego a estos elementos que revalorizamos la Doctrina Estrada en el contexto actual. Sostenemos que es la sociedad, y no los actores externos, quien debe dictar la forma de gobierno de cada país.
La posición de México se fundamenta, además, en la convicción de que solo la diplomacia propositiva y conciliadora será capaz de evitar que se desborde la violencia en Venezuela. Por ello, para hacer frente a la retórica incendiaria que ha surgido de ambos lados del espectro ideológico, México, Uruguay y la Comunidad del Caribe (Caricom) respondemos a los llamados del secretario general de las Naciones Unidas y ofrecemos una tercera vía. Con el Mecanismo Latinoamericano de Montevideo, países de la región, asesorados por naciones con reconocida experiencia en procesos de paz, ofreceremos un acompañamiento a los actores venezolanos involucrados, desde una posición de neutralidad e imparcialidad. Se trata de un mecanismo de concertación para que, cuando estén dadas las condiciones, el pueblo venezolano pueda decidir el porvenir de su país a través de la negociación y sin imposiciones externas. La equidistancia y el prestigio internacional serán las herramientas de las que se valdrán los integrantes de este mecanismo.
El interés de México por contribuir a una en las iniciativas que promuevan una solución pacífica en Venezuela nace de una profunda identificación con todos los países latinoamericanos y de una vocación de solidaridad con todos los pueblos del mundo. En consonancia con esta postura, en mi participación en la reunión ministerial del Grupo de Lima del 4 de enero de 2019, insistí en nuestra preocupación por la situación humanitaria y de derechos humanos que impera en Venezuela, a la vez que abogué por evitar las medidas injerencistas que cierran oportunidades para el diálogo.
Es esa misma vocación la que impulsó a México a dar la bienvenida a la conformación del Grupo de Contacto Internacional, compuesto por ocho países de la Unión Europea más la representación comunitaria, así como por cuatro países latinoamericanos. México estará presente en las reuniones de esta iniciativa, a fin de contribuir a la generación de un diálogo fructífero entre actores de gran relevancia en el escenario internacional, así como de aportar una visión balanceada para resolver la situación en Venezuela.
Ante todo, México desea que Venezuela recupere la estabilidad necesaria para garantizar el desarrollo incluyente de sus habitantes. Somos conscientes de la dificultad para alcanzar un desenlace pacífico y conocemos los resultados insatisfactorios de los ejercicios de negociación previos. No obstante, las circunstancias en torno a Venezuela han cambiado de forma significativa en las últimas semanas y ello, aunado al compromiso de México por la paz, nos anima a realizar un nuevo intento, con un enfoque renovado. De manera decidida, México apuesta por la diplomacia para alcanzar una auténtica reconciliación nacional y mantener la paz y estabilidad regionales.
Maximiliano Reyes es subsecretario para América Latina y el Caribe de México