El nuevo fiscal general mexicano, Alejandro Gertz Manero, ha elegido un territorio simbólico para llevar a cabo su primera gran operación. En Michoacán, el estado donde arrancó la llamada guerra contra las drogas, donde más enquistadas han estado las relaciones entre política, crimen y justicia, ha sido detenido este sábado el hijo de un exgobernador, Rodrigo Vallejo, viejo conocido de la PGR, reencarnada desde hace un par de meses como Fiscalía General de la República (FGR).

Rodrigo Vallejo ya había sido detenido por la fiscalía en 2014. El detonante fue la publicación de un vídeo en el que aparece en una distendida conversación con Servando Gómez La Tuta, líder de los Caballeros Templarios, uno de los narcos más buscados entonces y detenido en 2015. En el vídeo, Vallejo se comporta casi como un portavoz del Ejecutivo estatal, negociando temas de gobierno como la supuesta grave enfermedad del gobernador, que fue el motivo oficial de su dimisión pocos días después del hacerse público el vídeo de su hijo.

Vallejo fue sentenciado por encubrimiento a casi un año de prisión. Pero a los pocos meses, otro juez consideró que las autoridades había violentado las “garantías individuales” del acusado y el hijo del exgobernador Fausto Vallejo Figueroa (PRI) salía en libertad pagando una fianza de 500 dólares. La PGR apeló el fallo y anunció nuevas investigaciones en su contra. Desde entonces, Vallejo permanecía en paradero desconocido.

La policía de la nueva FGR ha vuelto a detener a Vallejo acusado de delincuencia organizada. Según medios locales, la captura se produjo a media día mientras caminaba por una de las zonas más exclusivas de Morelia, la capital del Estado.

Se desconocen aún los detalles de la acusación por parte del nuevo equipo Alejandro Gertz Manero, un veterano abogado que encabezó las primeras campañas contra el narcotráfico en los 70 y sobrevivió a la primera fuga de El Chapo desde la silla de secretario de Seguridad Pública de Vicente Fox.

Durante el primer juicio contra Vallejo –que finalmente se saldó con la pena menor de encubrimiento y no delincuencia organizada–, uno de las interrogantes fue por qué no se utilizó como prueba el acervo de vídeos y grabaciones de La Tuta, que suma más de 5.000 horas repartidas en cerca de 200 grabaciones.

El material difundido demostraba una cercanía alarmante entre la delincuencia organizada y el hijo del gobernador de uno de los estados fundamentales en la estrategia de seguridad iniciada por Felipe Calderón y heredada por Enrique Peña Nieto. En las grabaciones, Vallejo presume a La Tuta que podía utilizar las cámaras de seguridad de Michoacán para seguir a quien quisiera. En otro vídeo, se aseguraba que Luisa María Cocoa Calderón, la entonces candidata al gobierno de Michoacán por el conservador PAN y hermana del expresidente de México Felipe Calderón, también se reunió con el capo.