Muchas familias necesitan del comercio para sobrevivir en un Santo Domingo en crisis
Sin duda alguna, el crecimiento exponencial de Santo Domingo durante la última década, está estrechamente vinculado con la actividad comercial que se genera en cada rincón del cantón. Sin embargo, este crecimiento económico también está acompañado por la falta de organización en varios factores que afectan la sociedad.
Uno de estos factores, lamentablemente está vinculado al conocido “comercio informal”. Sin embargo, Wilson Erazo, alcalde de Santo Domingo, prometió durante su campaña electoral, la construcción de una ciudad moderna, lo que lleva consigo una organización estructural y social.
En esta cruzada del burgomaestre por organizar el cantón, y con la llegada del corona-virus, los comerciantes informales están en la mira de la ciudadanía y de las autoridades. Sin embargo, detrás de cada comerciante hay una historia que entender.
Tania Traves, mientras sostiene una cesta con limones y algunas frutas declara que solo desea trabajar para dar alimentos a sus hijo: “soy madre soltera y la tengo difícil… le pido al alcalde que se ponga la mano en el corazón y que deje trabajar, es lo único que quiero. Con la venta no me hago rica, apenas alcanza para comer”, explica la comerciante.
Por su parte, Jesús Rodríguez, quien tiene un local Comercial en el centro de la ciudad explica lo que sufrió en la informalidad: “yo tenía un puesto aquí en el centro (Calle Guaranda) pero el alcalde nos botó a todos, yo pude ponerme este local pero muchos de mis compañeros se la pasan en la calle en la informalidad porque sino se mueren de hambre, declara el comerciante.
Zenaida Mendoza vende mascarillas y algunas mercancías de aseo personal: la situación está muy difícil para todos. En casa cruzados de brazos no nos podemos quedar porque hay hijos que tienen hambre. Los municipales intervienen y me han amenazado con llevarme la mercancía y se que es su trabajo, pero estoy trabajando dignamente”, declara Zenaida.