Holanda vuelve a estar en el mapa
El capitán Steven Davis le pegó a romper para asegurar el tiro, pero echó el cuerpo demasiado atrás y el balón se perdió por las nubes. Un penalti que malogró Irlanda del Norte y que sirvió para que una versión grisácea de Holanda empatara (0-0) y volviera, al fin, al escaparate internacional. Igual que Alemania, que se impuso a Bielorrusia con goles de Ginter, Goretzka y dos de Kroos (4-0) y que, tras el fracaso del Mundial de Rusia donde no superó la fase de grupos, también tiene su salvoconducto para la Eurocopa.
Los batacazos de no clasificarse para la Eurocopa de Francia de 2016 y el Mundial de Rusia de 2018 marcaron el fatídico paso Oranje y señalaron a Louis Van Gaal, que desde 2000 aplicó en la selección su Master Plan, que pasaba por incluir a 50 directores regionales que se encargaban de otros 50 clubes para guiar los cursos de formación. Quería más táctica y más infraestructuras, pero se olvidó del balón y de los principios de Johan Cruyff (el tercer hombre, la profundidad, originar el uno contra uno…), de un estilo que otrora encumbró a un pequeño gran país. “Después de las derrotas, debíamos revisar nuestro fútbol”, escribió Jelle Goes, gerente de la federación, en el epílogo del manual de tintes cruyffistas que se instauró para técnicos del país, titulado Winnaar van morgen [Ganadores del mañana], donde se remarca la mentalidad ganadora, el aspecto físico, formar a los ojeadores y reforzar los equipos técnicos. Una apuesta que ha dado sus frutos porque Holanda vuelve a estar en el mapa.
Olvidada la generación de Robben, Sneijder, Van Persie y Van der Vaart, Holanda se refugia ahora en la defensa de Van Dijk y en una hornada de jóvenes con jerarquía como De Ligt, De Jong, Wijnaldum y Depay. Un cambio exitoso porque Holanda solo ha perdido un encuentro en esta fase de clasificación (2-3 ante Alemania, por más que en el duelo de vuelta se impusieron 2-4) y su media goleadora, con Depay como estilete (seis dianas y seis asistencias), alcanza los 2,71 tantos por duelo.
Igual de bien le va en el grupo a Alemania, que también requería de un lifting. “2019 es el año del nuevo comienzo para el fútbol alemán”, reflexionó el seleccionador Löw después de comunicar a Müller, Hummels y Boateng —piezas capitales en el triunfo del Mundial 2014— que no volvería a citarles. Y cimentó el futuro en futbolistas emergentes como Ginter y Süle para el eje de la zaga, además de Kimmich y Kroos como timones, con Brandt, Havertz y Reus como trampolines para Gnabry y Werner. Una apuesta que funciona y que Löw comparó con el equipo del 2010, tercera en el Mundial de Suráfrica. De momento, irán a la Eurocopa.
Al selecto grupo se le une también Croacia, subcampeona del mundo que gracias al técnico Zlatko Dalic ha dado continuidad a un ramillete de jugadores referenciales (el Balón de Oro Modric, Perisic, Rebic, Rakitic, Petkovic…). Así, tras voltear en el Grupo E el choque ante Eslovaquia (3-1 con goles de Vlasic, Petkovic y Perisic), se ganó su pase. Queda por ver quién le acompaña, toda vez que Hungría, Eslovaquia y Gales están separados por dos puntos.
En el Grupo G, con Polonia ya clasificada, Austria cerró su pase para la cita tras superar a Macedonia (2-1). Toda una gesta para el equipo de Franco Foda, que anteriormente solo se había clasificado para dos Eurocopas (en 2008 como anfitrión y en 2016 por méritos propios) y que no llegó a disputar ninguno de los últimos cinco Mundiales. Así, Holanda, Alemania, Croacia y Austria estarán en la siguiente Eurocopa como también Bélgica, República Checa, Inglaterra, Finlandia, Francia, Italia, Polonia, Rusia, España, Suecia, Turquía y Ucrania.
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