Hiperplasia prostática benigna

¿Qué es la hiperplasia prostática benigna que afecta a los hombres?

Hiperplasia prostática benigna. ¿Qué es la hiperplasia prostática benigna que afecta a los hombres? La próstata es una glándula que forma parte del sistema reproductivo masculino y tiene aproximadamente el tamaño de una nuez. Los hombres mayores a 40 años deben estar pendientes de una patología que puede afectarla: la hiperplasia prostática benigna. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram  ingresa al siguiente enlace.

La Hiperplasia Prostática Benigna es un problema más común de lo que se cree, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, NIDDK.

La patología de próstata es uno de los motivos de consulta más frecuentes en medicina familiar y urología. Por ello es importante reconocer los principales datos clínicos que ayuden a realizar diagnósticos diferenciales entre los problemas prostáticos más frecuentes.

El especialista en urología, Juan Vélez Román, señala en relación al chequeo prostático: “en pacientes sin síntomas en términos generales a partir de los 50 años. Pero podrían empezar entre los 40-49 años sobre todo si tienen factores de riesgo como familiares en primer grado de consanguineidad con cáncer de próstata».

La frecuencia de estos chequeos se ajusta a cada paciente según sus factores de riesgo y el resultado de sus pruebas de laboratorio. Sin embargo, una frecuencia promedio está entre una vez al año hasta 1 vez cada 3 años.

Si la próstata se agranda demasiado, puede causar varios problemas de salud. La Hiperplasia Prostática Benigna, HPB, es una de las enfermedades más comunes en el adulto varón. Su prevalencia ha aumentado por el crecimiento demográfico, el incremento de la expectativa de vida y por los cambios en el estilo de vida.

Síntomas y detección Hiperplasia prostática benigna

Cabe destacar que la HPB se refiere al crecimiento benigno de la próstata, que aparece con la edad y por estímulo de la testosterona. Ocurre generalmente después de los 35 a 40 años de edad.

De acuerdo con el doctor Vélez, el diagnóstico de Hiperplasia Prostática Benigna se da inicialmente por síntomas como: disminución del calibre del chorro urinario, esfuerzos para orinar, sensación de no haber terminado de orinar, aumento en la frecuencia o imposibilidad para la micción, entre otros.

De presentarse lo anterior, se debe realizar la palpación de la próstata a través del tacto rectal. Ahí se puede evidenciar el agrandamiento de la glándula. Le siguen exámenes clínicos que ayudan a confirmar el diagnóstico, como, ecografía de vías urinarias transabdominal o ecografía de próstata transrectal. También están la cistoscopia, uroflujometria, antígeno prostático específico, uroanálisis y creatinina.

La HPB y los síntomas del tracto urinario inferior se asocian con la disfunción eréctil,
presentándose en el 56 y 72 % de los pacientes.

El urólogo Vélez, llama la atención sobre los beneficios de ir periódicamente al urólogo. Un diagnóstico temprano es primordial, además, para detectar el Cáncer de Próstata.

La posibilidad de curación con procedimientos menos complejos aumenta con un diagnóstico temprano.

De igual forma, existen otras patologías urológicas, algunas de ellas que cursan de manera silente y donde el diagnóstico oportuno puede evitar complicaciones.

Hiperplasia prostática benigna. Sin vergüenza

Es fundamental no dejarse llevar por los limitantes que existen sobre la visita al urólogo. Dejar de lado la vergüenza o pena de contar problemas relacionados con la erección; rechazo al tacto rectal por machismo y desconocimiento de la necesidad de chequearse periódicamente.

De igual manera, el doctor Vélez determina que para mantener una buena salud de la próstata se debe considerar algunos puntos.

Tener un peso adecuado, llevar el control sobre las condiciones metabólicas (diabetes, problemas con los lípidos, colesterol, etc.). Dormir el tiempo suficiente, mantener una buena hidratación, consumir pescado, frutas y verduras ricas en selenio, zinc. Licopenos contenidos en el brócoli, los tomates y las peras, evitar el exceso de carnes rojas, lácteos y alcohol y eyacular con frecuencia.