¿Son los desodorantes naturales realmente mejores para la piel?
Más de 13 millones y medio de resultados son los que arroja Google cuando le preguntas por el concepto “desodorantes naturales”. Según sus informes de tendencias, sus búsquedas se dispararon a mediados de 2017 y, desde entonces, no han parado de crecer hasta convertirlo en un habitual en absolutamente todas las marcas dedicadas al cuidado corporal, así como en todos los medios de comunicación que tratan temas estéticos y de salud. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
La histeria comenzó de la mano de un correo electrónico, que se multiplicó en cadena por los hogares de todo el mundo, y que afirmaba hechos tan relevantes como que “las sustancias que hacen antitranspirantes a los desodorantes se cuelan en los ganglios de las axilas hasta transformarse en células cancerígenas”.
Y les sucedía -cómo no- sobre todo a las mujeres, según decían, “porque ellas son quienes se afeitan el vello de las axilas y, así, por pequeños cortes, absorben los productos químicos del producto”.
Todo tenía, aparentemente, bastante sentido: la creencia de que los ingredientes provenientes de la naturaleza son siempre mejores y más respetuosos con la piel y el medioambiente es generalizada y, en una gran cantidad de casos, acertada. Sin embargo, no ocurría en aquel entonces, ni ocurre ahora, lo propio en el caso de los desodorantes. Lo cierto es que no existe hoy en día evidencia científica de que un desodorante antitranspirante normal sea perjudicial para la salud, tal y como confirma la American Cancer Society y todos los expertos consultados para la elaboración de este artículo.
«Se han hecho numerosos estudios científicos de primer nivel y la conclusión de todos ellos que no hay relación entre el cáncer y el aluminio. Todas las autoridades sanitarias (OMS, AEMPS, FDA…) confirman que el aluminio no está relacionado con el cáncer. Todas. Hay consenso», explicaba la divulgadora científica Deborah García Bello en uno de sus populares hilos de Twitter.
Entonces, ¿cuáles son sus beneficios de utilizar desodorantes naturales?
Como acaba sucediendo muchas veces en el terreno cosmético, cuando el río suena, agua lleva. Los rumores no son ciertos y no deben ser la razón para elegir un tipo de producto u otro. Pero lo cierto es que los desodorantes naturales sí tienen algunos beneficios sobre los que no lo son que habrá que valorar en función de cada caso. Así, existen dos tendencias actuales bien fundamentadas que explican el interés por los desodorantes naturales.
«La primera tendencia es la sostenibilidad: la importancia creciente para el consumidor del impacto que genera en el medio ambiente la obtención y eliminación de las distintas sustancias que conforman un cosmético (principio activo, vehículo, conservantes, antioxidantes…) y en la que cosméticos naturales (cuyas materias primas son al menos en un 90% de origen natural, siendo la cantidad de sustancias químicas o sintéticas muy bajas en proporción), aportan un indudable valor», explica el Doctor Agustín Viera, especialista en Dermatología en Canarias Dermatológica, director de comunicación de la AEDV y miembro de Top Doctors a S Moda.
«La segunda tendencia es la importancia que tiene en la piel de cada paciente el cuidado de su microbiota, el conjunto de microoorganismos que residen en la misma y que ejercen un efecto beneficioso, favoreciendo su capacidad de defensa y limitando el crecimiento de gérmenes perjudiciales para la salud cutánea. Cuidar y potenciar la microbiota cutánea es uno de los objetivos principales de la cosmética natural, que permite reducir el crecimiento de microorganismos patógenos o la temida resistencia microbiana», añade Viera.
Casos en los que se recomienda utilizarlos
Una vez aclarado que, en ningún caso, un desodorante que se comercializa de forma segura y como el cosmético más eficaz para su uso, podría llegar a causar cáncer ni otro tipo de enfermedades, cabe revisar en qué casos sí podría barajarse como una opción óptima. «Existen dos vías para controlar el mal olor corporal: regulando la cantidad de sudoración, donde actúan los desodorantes antitranspirantes; o haciéndose cargo de los microorganismos de la piel que potencian las descomposición y fermentación al contacto con el sudor, es aquí donde los desodorantes naturales desarrollan su acción. Tienen su indicación en casos en los que no existe un exceso de sudoración o es escasa, o como complemento al tratamiento dermatológico de pacientes con excesos de sudoración», desarrolla el Doctor Viera.
Y es que hay que tener en cuenta que el sudor corporal no huele: «huelen las sustancias que se producen cuando interacciona con los gérmenes de la piel, los productos de descomposición y fermentación que se generan», explica Viera a S Moda.
Por eso, a menudo, en esos desodorantes etiquetados como «naturales» el ingrediente que debe preocupar realmente es el que consigue su aroma, encargado de enmascarar el olor corporal:
«El ingrediente más problemático en cualquier tipo de desodorante o antitranspirante, ya sea natural o no, es la fragancia, que puede llegar a causar irritación o erupciones alérgicas en la piel», confirmaba la Doctora Nina Botto, profesora de Dermatología en la Universidad de California en San Francisco, a The New York Times. Botto añade, sí, que aquí se incluyen los tan recurrentes aceites esenciales, de los que ya hemos alertado en esta revista en anteriores ocasiones.
Los 5 mandamientos de un desodorante respetuoso con la piel
Ante la avalancha de opciones y los falsos rumores que circulan desde hace más de 20 años sobre los desodorantes, hay que dejar claro cuál es su verdadera función y qué es lo que tienen que tener, más allá de un aroma y una sensación que le sea agradable a cada uno, para convertirse en nuestra mejor opción. Nos da las claves el Doctor Viera:
1. Debe contar con activos que realicen una función desodorante respetando o potenciando la microbiota cutánea.
2. Actuar sobre los gérmenes patógenos con efecto desinfectante y sin crear resistencias bacterianas.
3. Contener principios que hidraten la piel sin resecarla y pudiendo ejercer efecto calmante y antiinflamatorio.
4. Incluir elementos que absorban el sudor.
5. Y principios activos antitranspirantes que reduzcan la cantidad de sudor.